Texto por: Claudia Moreno Arzate

El viaje de Charles Darwin que lo llevó a la reflexión sobre el origen de las especies tuvo una duración de casi cinco años a bordo del Beagle, en los que navegó por las aguas del mundo. Alfred Russel Wallace viajó casi ocho años por Suramérica y el Archipiélago Malayo, y lo que aprendió resultó en grandes aportes a la teoría de la evolución y a la biogeografía. Mientras, Alexander von Humboldt describió la naturaleza y desarrolló las bases de la geografía física en un viaje de cinco años. Todos ellos eran grandes observadores y poseían una capacidad de análisis y síntesis importante, haciendo aportaciones relevantes a la biología tal como la conocemos hoy en día.

Actualmente, los biólogos continúan realizando grandes expediciones, llenas de aventuras y en las que obtienen datos sumamente valiosos para la ciencia. Sin embargo, también se han desarrollado herramientas que nos permiten hacer análisis robustos con alto impacto desde una computadora, o realizar registros de nuevas especies y datos de los ciclos de vida de las especies desde un celular. Hablemos de dos de ellas: los modelos de nicho ecológico y las plataformas de ciencia ciudadana.

Los modelos de nicho ecológico relacionan la presencia de las especies con variables ambientales (información registrada en grandes bases de datos de diferentes períodos climáticos en un tiempo determinado). Estos modelos caracterizan las condiciones necesarias para que una especie esté presente, es decir, su nicho ecológico, que de acuerdo con Hutchinson es “La suma de todos los factores ambientales que actúan sobre el organismo. El nicho así definido es una región de un hiperespacio n-dimensional”. Estos modelos hacen predicciones para conocer dónde una especie estuvo, puede estar o estará presente en la Tierra, dependiendo de la pregunta y tipo de datos disponibles.

Por otro lado, tenemos aplicaciones en el celular en las que con un par de clics podemos saber cuáles son las especies registradas en algún lugar. Un ejemplo es Naturalista (https://www.naturalista.mx/), donde es posible registrar cualquier especie que encontremos y contribuir a aumentar la base de datos. Es como cazar Pokemones, sólo que con las especies reales de nuestra ciudad o de donde vamos de vacaciones ¿Cuántas especies de aves has visto en tu ciudad? Por ejemplo, ¡solamente para la Ciudad de México se han registrado 395 aves! Eso sí, si eres nuevo identificando especies, la aplicación te ayuda a comparar tu fotografía con otros registros para el mismo sitio. No hace falta ser biólogo: sólo hay que tener interés y paciencia. Con esta aplicación participamos en lo que se conoce como ciencia ciudadana, en la que todos podemos aportar al conocimiento. Por ejemplo, en México Francisco Farriols Sarabia recibió el premio por ser el observador ciudadano con mayor número de registros en Naturalista y certificó un Área Natural Destinada Voluntariamente a la Conservación. También con la misma plataforma se incrementaron los registros de sitios donde pernocta la mariposa monarca.

Estas herramientas son un ejemplo de cómo las ciencias biológicas se han adaptado a un mundo cambiante, tecnológico y futurista. Hace algunos años todo esto resultaba prácticamente imposible, pero hoy estas herramientas son ampliamente utilizadas tanto por biólogos como por la ciudadanía en general con resultados valiosos, divertidos y al alcance de muchos.