Texto y fotografías de: Natalia Medrano Minet

Las ciudades son espacios con una alta densidad poblacional, con estructuras construidas y normas sociales definidas que rigen las relaciones humanas. Las primeras ciudades humanas del Viejo Mundo se construyeron hace más de 10,000, mientras que en América surgieron hace aproximadamente 5,500 años. Hoy en día, las estructuras predominantes en las ciudades son edificios y casas, y las principales actividades económicas son industriales y comerciales.

En las ciudades existentes alrededor del mundo viven otros organismos y, aunque a veces no seamos conscientes de su presencia, ellos comparten nuestro ecosistema y se relacionan con nosotros de forma directa e indirecta. Uno de estos organismos son los murciélagos, que utilizan espacios recónditos e inesperados como puentes, orillas de ventanas, construcciones abandonadas, tejados, faros de luz y muchos otros elementos de la ciudad para vivir en ella. Es sorprendente cómo estos pequeños mamíferos voladores logran habitar en el ambiente urbano, que podríamos pensar que no es el más amigable para ellos, pues se caracteriza por tener ritmos de vida acelerados, con altos niveles de ruido o de contaminación lumínica ocasionados por actividades humanas.

Los murciélagos urbanos tienen diferentes dietas. En las ciudades mexicanas hay especies que se alimentan de insectos, como es el caso del murciélago guanero (Tadarida brasiliensis). Estos murciélagos suelen formar grandes colonias debajo de puentes y dentro de otras construcciones. Su presencia es beneficiosa ya que ayudan al control de poblaciones de mosquitos y otros insectos que son plagas de muchos cultivos de importancia alimenticia. Si bien estos alimentos no se cultivan comúnmente en la ciudad, sí llegan a ella y nos brindan energía y nutrientes para continuar con nuestra vida citadina.

Otros murciélagos consumen néctar y polen, como es el caso del murciélago magueyero menor (Leptonycteris yerbabuenae) o del murciélago trompudo (Choeronycteris mexicana). Ambas especies son muy importantes para los humanos ya que se encargan de polinizar plantas de importancia cultural y económica como el agave. Los murciélagos nectarívoros se enfrentan a muchos desafíos cuando buscan alimentarse en la ciudad, pues dependen de la disponibilidad de sitios como parques que tengan plantas con las flores que requieren para consumir néctar. Aún es una interrogante saber cómo logran encontrar sitios con flores suficientes para alimentarse dentro de la mancha urbana, pues existen muchas zonas donde escasean las áreas verdes.

Fig. 1 Murciélago trompudo (Choeronycteris mexicana) bebiendo néctar. (Fotografía: Natalia M. Minet)

Fig. 2 Murciélago magueyero menor (Leptonycteris yerbabuenae) bebiendo néctar. (Fotografía: Natalia M. Minet)

 

Los servicios ecosistémicos que nos brindan los murciélagos son sólo algunas formas en las que algunas especies se relacionan de con nosotros en la ciudad. Sin embargo, la mala planeación y gestión del territorio se refleja en la distribución desigual de los diferentes espacios que componen a la ciudad. Hay zonas con mayor cantidad y calidad de áreas verdes, acceso al agua, y a servicios básicos o a viviendas óptimas, mientras que muchas otras zonas carecen de esos espacios. Debido a ello, habitar el ecosistema urbano no sólo resulta complejo y en ocasiones desgastante para muchas personas, sino que también es un reto para otras especies para las que no ha sido diseñada y que dependen de espacios verdes, como son los murciélagos insectívoros y nectarívoros.

Estos pequeños alados han logrado adaptarse a vivir más cerca de lo que imaginamos dentro de la mancha urbana que continúa creciendo. Por esto, es importante estudiar y conocer cómo utilizan las urbes, saber cuáles insectos comen o de cuáles flores se alimentan y así poder fomentar acciones de conservación y mejora de los espacios urbanos que son importantes para su desarrollo, de forma que nuestra conexión con ellos se valore cada vez más. A pesar de que el desarrollo urbano es desigual y ha provocado que queden pocos parches de vegetación en el paisaje, las ciudades también pueden ser espacios que promuevan la diversidad de especies al ser manejados de forma correcta, resarciendo los aspectos negativos de la urbanización.

¿De qué forma crees que las ciudades pueden ser un mejor hogar para nuestros vecinos nocturnos?

Fig. 3 Cactácea con flor en el Zoológico de Aragón, CDMX utilizada por murciélagos nectarívoros. (Fotografía: Natalia M. Minet)

Referencias

Davis, K. (Septiembre, 1965). The Urbanization of the Human Population. Scientific American, a division of Nature America. Vol. 213 (3). pp.40-53. https://www.jstor.org/stable/24931110