Texto de: Javier Torres Cervantes

En una encuesta realizada por la Asociación de Zoológicos y Acuarios (AZA), el 24% de las personas que participaron se manifestaron en contra de mantener animales en zoológicos y acuarios. Si embargo, de un grupo de personas a las que se les explicó la labor y las estrategias de conservación que los zoológicos actuales están comprometidos a seguir, sólo el 5% expresó objeciones sobre la manutención de animales en estos sitios. El principal argumento en contra es que el bienestar y la “felicidad” de los animales bajo cuidado humano están comprometidos. Si bien es cierto que existen críticas objetivas sobre este tema y establecimientos que pueden y deben mejorar, también es importante exponer el lado positivo de los zoológicos que, a pesar de, el papel que juegan en la conservación de especies, investigación y educación es muy importante para los esfuerzos globales en contra de la pérdida de la biodiversidad.

Antes de comentar la importancia y compromisos que tienen los zoológicos actuales, es importante revisar un poco su evolución a lo largo de los años, ya que los objetivos y condiciones de las primeras colecciones de animales bajo cuidado humano eran totalmente distintas a las de la actualidad. Las colecciones de animales salvajes han existido desde tiempos antiguos. Excavaciones en Mesopotamia y Egipto han demostrado ahí existían colecciones de animales que datan del año 2500 A.C. Más tarde, en el continente americano, el emperador Azteca Moctezuma II mantuvo una colección de animales salvajes conocida como Totocalli (“casa de las aves”) (Imagen 1) en lo que ahora es la Ciudad de México que después fue destruida durante la conquista española hace unos 500 años.

A pesar de la antigüedad de las primeras colecciones de animales salvajes, los zoológicos “modernos” no surgieron hasta el año 1793 con la inauguración del Zoológico de París. Desde entonces y hasta la actualidad, los zoológicos han atravesado grandes cambios, lo que permite clasificarlos en 3 categorías:

Ménagerie:

En francés significa “la casa de las fieras”. Este tipo de establecimientos fue común durante el siglo XIX y su objetivo era mantener una colección viva, distribuyendo a los ejemplares en orden taxonómico. Estaban enfocados al entretenimiento del público, y su mantenimiento sólo se centraba en que los animales se mantuvieran con vida sin ir más allá. Las exhibiciones eran jaulas (Imagen 2) poco adecuadas para el bienestar de los ejemplares.

Imagen 2. The Royal Menagerie en Londres, alrededor de 1820. Mantenía un elefante, un león, un tigre, simios y loros en jaulas estrechas. Ilustración: Heritage Images / Corbis.

Parque zoológico:

Posteriormente, durante el siglo XX, los espacios se empezaron a modificar para dar lugar a los parques zoológicos, considerados museos vivientes. Estos espacios impulsaron un manejo colaborativo entre zoológicos al generar proyectos de cooperación como el intercambio de ejemplares para prevenir problemas de salud derivados de consanguinidad. Se dejaron de utilizar simples jaulas para comenzar a usar albergues naturalistas más estimulantes con el objetivo de promover que los animales tuvieran conductas similares a las expresadas en vida libre (Imagen 3) y se empezaron a separar a los ejemplares de acuerdo con los tipos de hábitats en los que viven naturalmente.

Imagen 3. Albergue naturalista de macacos acondicionado con objetos que reemplazan elementos de las condiciones naturales de su hábitat. Foto: Karolina Westlund.

Centro de conservación:

A partir de aquí los objetivos de los zoológicos están encaminados a la conservación de la biodiversidad, con enfoques más globales y con mejores instalaciones para los ejemplares. Los albergues naturalistas evolucionaron a exhibiciones que representen una inmersión del paisaje (Imagen 4), y el cuidado de los animales cobra mayor importancia al implementarse estrategias de enriquecimiento ambiental basado en la historia natural de los animales, para que así puedan expresar comportamientos como los que tendrían en vida libre.

Imagen 4. Oso pardo dentro de su albergue de inmersión al paisaje en el zoológico de Innsbruck, Austria. Foto: Yuri Turkov.

Los centros de conservación van más allá de una mejora en la manutención de los animales. Sus estrategias y acciones tienen como objetivo primordial la conservación integrada de las especies desarrollando programas de conservación in situ (dentro del hábitat natural) y ex situ (fuera del hábitat natural), además de la implementación de acciones que permiten vincular los esfuerzos realizados en cada uno de estos ámbitos. El naturalista Gerald Durrell (Imagen 5) fue pionero en la implementación de estas ideas al fundar el Zoológico de Jersey en 1959 y la Jersey Wildlife Conservation Trust cuatro años después. Gracias a él comenzaron los programas de reproducción en cautiverio de especies en riesgo y su reintroducción en hábitats naturales.

Imagen 5. Gerald Durrell, naturalista fundador del Zoológico de Jersey y pionero en los programas de reproducción en cautiverio y reintroducción de especies en riesgo. Fuente: durrell.org.

El enfoque actual de los zoológicos los lleva a desarrollar diversas acciones siempre en pro de la conservación, que incluyen desde la información que se les brinda a los visitantes hasta los esfuerzos que se hacen en la naturaleza, pues se busca crear una cultura de conservación en toda la comunidad. Por ejemplo, el Zoológico de Houston en Estados Unidos tiene una instalación a base de teléfonos celulares que muestra a los visitantes dónde se originan los componentes electrónicos y cómo el reciclaje de estos artículos disminuye la extracción de materia prima proveniente de la República Democrática del Congo, donde se encuentra el principal hábitat de los gorilas. Así muestran la importancia de la participación de la comunidad en la conservación de una especie muy carismática como es el gorila (Imagen 6).

Imagen 6. Instalación en el Zoológico de Houston que educa a los visitantes sobre la importancia de reciclar componentes electrónicos y sobre cómo la extracción de materia prima para fabricar teléfonos celulares afecta directamente a las poblaciones de gorila. Fuente: WAZA, 2015.

Por otro lado, lo que se hace de investigación dentro de los zoológicos también tiene un gran impacto sobre las poblaciones en vida libre. Un ejemplo de esto es la creación de corredores biológicos en Brasil para la conservación del tití león negro. Para esto se estudió a los ejemplares que se cuidaban dentro del Zoológico de Jersey para encontrar el mejor diseñ de refugios artificiales, que posteriormente se instalaron en los corredores y permitieron a los individuos en vida libre utilizarlos.

A pesar de lo anterior, y de que existe una estrategia propuesta por la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios que todos los zoológicos del mundo pueden y deben seguir, aún existen establecimientos que están en proceso de transformación hacia el concepto de centro de conservación actual. Algunos todavía tienen como principal objetivo el entretenimiento de los visitantes, a veces incluso con albergues poco adecuados para los ejemplares que, en vez de acercar al público al mundo natural, lo aleja. Ésta es una situación que hoy en día se trata de evitar y que con el paso del tiempo y gracias a la presión de la sociedad será menos recurrente, no restando importancia al papel que juegan los zoológicos en la conservación de la biodiversidad.

Aunque el entretenimiento de los visitantes hoy queda en segundo término, los ingresos que se generan en zoológicos privados y el presupuesto de muchos zoológicos públicos son una fuente importante de financiamiento para los programas de conservación ex situ e in situ. ¡Más de 700 millones de visitantes asisten a zoológicos anualmente! Y más de 350 millones de dólares provenientes de estos centros se invierten en estrategias de conservación alrededor del mundo. Claro que esto no significa nada sin resultados, y sí que los hay: 77 especies de plantas y animales que se encuentran extintas en vida libre hoy existen únicamente en zoológicos y jardines botánicos, mientras se trabaja arduamente para generar condiciones en vida libre que les permitan regresar. Se estima que 50 especies de aves y mamíferos han sido salvadas de la extinción gracias a los programas de reproducción en cautiverio y reintroducción.

Aunque estos son datos de gran relevancia, es importante mencionar que la gran mayoría de estas especies son animales carismáticos y principalmente mamíferos, por lo que aún hay mucho trabajo por hacer para que los zoológicos incrementen y mejoren sus esfuerzos de conservación de una manera más informada y objetiva, incluyendo a otros grupos taxonómicos que también son parte del equilibrio de los ecosistemas.

Es común encontrar opiniones divididas sobre los zoológicos, y aunque existen críticas bien justificadas, también hay datos que sustentan su rol en la conservación. Con esta breve nota espero haber comunicado un poco del trabajo que los zoológicos actuales realizan como centros de conservación y sobre lo importantes que son para fortalecer la relación que tenemos con la naturaleza. Acercarnos a conocer las formas de vida con las que compartimos este planeta es el primer paso para preocuparnos y comenzar a cuidar de ese balance tan frágil que existe en ella. También es la base para vernos a nosotros mismos como una especie más que, como todas, formamos parte de la vida en la Tierra.

Referencias:

Barongi, R., Fisken, F. A., Parker, M. & Gusset, M. (eds). (2015). Comprometiéndose con la Conservación: La Estrategia Mundial de los Zoológicos y Acuarios para la Conservación. Gland: Oficina ejecutiva de WAZA, 69 pp.

Bolam, F. C., Mair, L., Angelico, M., Brooks, T. M., Burgman, M., Hermes, C., … Butchart, S. H. M. (2020). How many bird and mammal extinctions has recent conservation action prevented? Conservation Letters, https://doi.org/10.1111/conl.12762

Elizalde, I. (2018). Los Animales Del Rey. El Vivario En El Corazón De Tenochtitlan. Arqueología Mexicana. https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/los-animales-del-rey-el-vivario-en-el-corazon-de-tenochtitlan

Rutledge, K., Ramroop, T., Boudreau, D., McDaniel, M., Teng, S., Sprout, E., Costa, H., Hall, H. & Hunt, J. (2011). Zoo. National Geographic. https://www.nationalgeographic.org/encyclopedia/zoo/

Trask A., Canessa, S., Moehrenschlager, A., Newland, Medina, S. & Ewen, J. (2020). Extinct-in-the-wild species’ last stand. Science, 369(6503), 516. https://doi.org/10.1126/science.abd4560 https://www.durrell.org/