Texto por Valeria Towns

Una de las primeras cosas que aprendemos sobre los bosques tropicales húmedos es que son muy diversos y que la presencia de estratos verticales define su arquitectura. Es decir, las diferentes alturas de los árboles y la conectividad entre sus copas, que forman algo comparable con los pisos de un edificio que hacen de los bosques tropicales un ecosistema estructuralmente complejo.

Tanto en libros de texto, como en los de mesa de café, cuando se habla de bosques o selvas tropicales comúnmente se definen tres estratos: 1) El sotobosque, se refiere a la porción baja del bosque, que es dominada por herbáceas. 2) El dosel, es el estrato superior de los bosques, donde las copas de los árboles se conectan entre sí y 3) Los árboles emergentes, que son aquellos individuos cuya copa queda aislada por sobrepasar el dosel.

En particular, los últimos dos estratos han sido muy poco estudiados debido a las dificultades para llegar a ellos, e incluso el dosel ha sido considerado por Nalini Nadkarni, experta en el tema, como la última frontera biótica. Para muestra cabe mencionar el popular caso de Terry Erwin, un biólogo estadounidense que, en 1982 fumigó la copa de árboles de la especie Luehea seemanii o guácimo colorado en Panamá. El objetivo era conocer la, hasta entonces desconocida, diversidad de escarabajos en las copas de los árboles. Así, estimó una cantidad de 30 millones de artrópodos por árbol.

La exploración de los estratos superiores en la RBMA es un gran reto, pero ayudará a conocer la gran diversidad que puede albergar. Fotografía por Abigail M. Serena

Desde entonces, muchos estudiosos de la ecología se han fascinado e inspirado con la gran diversidad de especies que habitan en las copas de los árboles y la naturaleza estratificada de los bosques tropicales. Uno de los grandes retos es lograr entender completamente la relación entre la estratificación y la función del ecosistema. Si te paras a la orilla de un río en una selva tropical, no tendrás la menor duda de que los bosques tropicales presentan cierto grado de estratificación, independientemente de la escala y el grupo de organismos que se estudien. Las variaciones microambientales (temperatura, humedad, velocidad del viento, etcétera) en los diferentes estratos, son un factor que determina el conjunto de condiciones que restringen el crecimiento y fisiología de la comunidad vegetal. Del mismo modo, los biólogos distinguimos a diferentes alturas, porciones del bosque con distintas estructuras físicas que se relacionan con la posibilidad de que se establezcan y desarrollen las plantas epífitas y se vinculan con el uso que le dan las especies animales a cada estrato.

Hablando en particular de los mamíferos en los bosque tropicales, entre el 50 y el 70 % puede utilizar varios niveles del estrato arbóreo. Dicha capacidad de desplazarse en diferentes estratos, es decir a diferentes alturas, les confiere ventajas, pues les permite aprovechar recursos vegetales (flores y frutos principalmente) antes que sus competidores a nivel del suelo. Por ejemplo, algunos científicos han reportado que especies de roedores que consumen semillas forrajean en el dosel solamente cuando no las hay disponibles en el suelo. Esto incrementa la eficiencia en el uso de los recursos porque permite que las especies semi-arbóreas, es decir aquellas que se mueven desde el nivel del suelo a la copas de los árboles, exploten más microambientes que aquellas especies estrictamente terrestres.

Oso hormiguero o Tamandua Mexicana, en una plataforma a 35 metros de altura.

Oso hormiguero o Tamandua Mexicana, en una plataforma a 35 metros de altura en la RBMA,  Chiapas. Fototrampa por Natura y Ecosistemas Mexicanos A.C.

A partir de estas observaciones y de una enorme curiosidad por explorar las copas de los árboles, junto con el equipo de Natura y Ecosistemas Mexicanos A.C., he colocado trampas cámara en el dosel de las selvas altas del sur de la Reserva de la Biosfera Montes Azules, en Chiapas. Desde 2014 tenemos trampas cámara en las copas de 5 árboles que van desde los 20 hasta los 45 m de altura.  La sorpresa fue sumamente grata cuando comenzamos a fotografiar con frecuencia especies que sabemos usan el suelo pero que rara vez observamos ahí como el oso hormiguero (Tamandua mexicana), el coendú o puercoespín mexicano (Coendou mexicanus) y el viejo de monte (Eira barbara), además, por supuesto, de otras especies estrictamente arborícolas como los primates (Aloauta pigra y Ateles geoffrogyi) y el mico de noche (Potos flavus).

Eira Barbara, 25m altura, Lacandona

Viejo de monte o Eira Barbara a  25 metros de altura en la RBMA, Chiapas. Fototrampa por Natura y Ecosistemas Mexicanos A.C.

Esta experiencia nos ha ayudado a entender mejor no sólo al propio ecosistema, sino que también a cómo colocar las trampas cámara en los árboles. Además abrió el paso para plantear mi proyecto de doctorado, enfocado en comprender las relaciones entre la estratificación de los bosques tropicales y cómo usan el hábitat las especies de la comunidad de mamíferos no voladores. Para cumplir con dicho objetivo, primero estoy clasificando los tipos de hábitat que se encuentran en la porción sur de la Selva Lacandona. Con base en una tecnología de percepción remota que utiliza información laser, conocida como LiDAR, estoy caracterizando diferentes atributos de la estructura vegetal (altura de los árboles, su cobertura, área basal, conectividad de las copas, entre otras) Además, estoy colocando trampas cámara en los diferentes estratos de cada tipo de hábitat, dependiendo de su altura y la conectividad de las copas.

Puercoespín tropical o Coendou mexicanus a 40 metros de altura, en la Selva LacandonaLacandona

Puercoespín mexicano o Coendou mexicanus a 40 metros de altura en la RBMA, Chiapas. Fototrampa por Natura y Ecosistemas Mexicanos A.C.

Los resultados todavía están por verse en el transcurso de este año. Pero ya empieza a ser interesante que el proyecto incorpora tecnologías nuevas de percepción remota para medir la complejidad tridimensional de la selva e involucra la exploración de nuevos horizontes para el trampeo por cámaras, así que promete mucha diversión. Las herramientas para alcanzar las copas de los árboles mejoran cada día; los descubrimientos por hacer son incontables y los trabajos en esta área son indispensables para el uso y manejo adecuado de los bosques tropicales. Este esfuerzo es uno de los muchos que se necesitan para entender mejor la última frontera biológica. A partir de trabajos como este seguro surgirán miles de preguntas como ¿qué implicaciones ecológicas tiene la estructura física del hábitat sobre el funcionamiento de las poblaciones y comunidades animales? Seguramente nos daremos cuenta de que la selva es mucho más compleja, de lo que la pintan.