Una investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona, Cataluña, llevado a cabo en tres sociedades de Borneo, del Congo y de la Amazonia, demuestra que en las sociedades indígenas, los individuos con mayor conocimiento ambiental comparten este conocimiento para el beneficio de todo el grupo.
En las sociedades indígenas todavía existentes en nuestro planeta, los individuos que gozan de un mayor conocimiento de los recursos naturales, de sus tradiciones y sus creencias milenarias tienen una mayor capacidad para obtener alimentos y para proteger su salud. Sin embargo, a pesar de su privilegiada situación, estos individuos no gozan de un mejor estado nutricional o de mayor bienestar general que el resto de miembros del grupo, probablemente debido a que en estas sociedades predomina el intercambio de información y en el reparto general e igualitario de los recursos.
El proyecto analizó los conocimientos relativos a la caza y a las plantas medicinales. En las sociedades indígenas, conocer mejor las técnicas de caza garantiza la consecución de alimentos diarios, mientras que conocer las plantas medicinales resulta clave para la supervivencia de estos grupos cuyo acceso a los sistemas nacionales de salud es, por lo general, muy limitado. Y los resultados demostraron que los individuos con más conocimientos de caza capturaron más animales por hora invertida y que quienes conocían mejor las plantas medicinales reportaron un menor número de días enfermos. Sin embargo, pese a estos resultados, los científicos hallaron que estas personas no gozaban necesariamente de un mejor estado nutricional. La respuesta a esta paradoja parece encontrarse en la prevalencia del intercambio y la reciprocidad en las tres sociedades estudiadas, dinámicas que afectan tanto al conocimiento como a los recursos obtenidos.
La investigación, subvencionada por el Consejo Europeo de Investigación, ha analizado en profundidad estas tres mencionadas sociedades indígenas durante cinco años para entender mejor sus sistemas de conocimiento. Los resultados han permitido llegar a conclusiones que apuntan a formas alternativas de producir y usar el conocimiento algo que podría tener profunda relevancia en nuestras “sociedades del conocimiento”.
Fuente: UAB
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