Por Ana Ibarra Macías

La rabia es una de las enfermedades que puede ser transmitida de los vertebrados al hombre y viceversa, también conocida como zoonosis, más antigua de las que se tenga registro. Uno de los más antiguos es del siglo 23 a.C., el Código Eshmuna de la ciudad de Babilonia establecía que el dueño de un perro con rabia tendría que pagar 40 siclos (antigua moneda mesopotámica) si una mordida del animal causaba la muerte a un hombre, y 15 siclos si moría un esclavo1. Aunque no está completamente claro si la rabia fue traída a América por los conquistadores europeos, algunos autores consideran que hay evidencia circunstancial que sugiere la existencia de rabia en Mesoamérica previa a la invasión europea1.

A pesar de que el hombre, y  sus animales domésticos, han convivido con la rabia durante  siglos, aún falta mucho por saber de la dinámica de esta enfermedad, especialmente en poblaciones de animales silvestres. Un ejemplo de esto es que a pesar de que los registros de rabia datan de hace más de 40 siglos, no es sino hasta la primera mitad el siglo XX d.C. que se asocia a los murciélagos como portadores y transmisores potenciales de rabia.

La rabia es una enfermedad viral que afecta el sistema nervioso central de los mamíferos, está presente en todo el mundo y se ubica en el lugar número 11 entre las enfermedades infecciosas en términos de mortandad humana2. En los países en los que la rabia canina ha estado presente de manera histórica y recurrente, y en donde la rabia en especies silvestres se ha establecido (murciélagos y otros mamíferos terrestres), la enfermedadse mantiene en dos ciclos  principales: rabia urbana y rabia silvestre. En la rabia urbana los perros son los principales reservorios y transmisores a la población humana. En la rabia silvestre son los murciélagos hematófagos (que se alimentan de sangre) y otros mamíferos terrestres (zorros, zorrillos, mapaches, etc.) los principales reservorios y vectores3. En América Latina, ambos ciclos  constituyen problemas importantes desde el punto de vista de salud pública humana y animal.

Mapa de distribución del murciélago hematófago Desmodus rotundus y la rabia paralítica bovina en México modificado de SENASICA (http://www.senasica.gob.mx/default.asp?id=4407; último acceso 8 de Octubre del 2012.)

En México, el reservorio más importante de la rabia silvestre es el murciélago hematófago Desmodus rotundus o vampiro común, que se ubica en segundo lugar (después de los perros) como transmisor de la rabia a humanos y en primer lugar como transmisor de la rabia al ganado, ocasionando considerables pérdidas en el hato ganadero nacional4. La vacunación masiva de perros y gatos ha reducido número de casos de rabia urbana a un mínimo. Sin embargo, el ciclo de la rabia silvestre, especialmente la transmitida por murciélagos hematófagos, sigue considerada como una enfermedad emergente5.

 

La predicción y el control de enfermedades emergentes dependen fuertemente de modelos de los ciclos de la enfermedad capaces de detectar los factores que favorecen la transmisión intra- e inter-específica y predecir futuros brotes de la enfermedad. El componente biológico principal de los modelos de propagación de rabia es la tasa de contacto, considerada como el promedio de individuos en riesgo de ser infectados por cada animal enfermo6. La tasa de contacto, y por lo tanto la probabilidad de transmisión de la enfermedad, no son constantes y dependen de una compleja interacción de los patrones de movimiento, áreas de actividad y  tamaños de poblaciones  del vector, así como de las características del paisaje7. A menudo, estos parámetros se desconocen o se asumen iguales a estudios realizados en áreas geográficas distintas.

El Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres del Instituto de Ecología de la UNAM colabora con la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM en un proyecto de investigación que ha estudiado ampliamente la comunidad de murciélagos de una zona tropical ganadera en el Noreste de Puebla. Uno de los objetivos de este proyecto es contribuir a entender los factores biológicos, ecológicos y antropogénicos que promueven la manutención y diseminación de la rabia en comunidades de murciélagos en áreas tropicales de México.

Como parte de este estudio interdisciplinario, actualmente me encuentro estudiando la biología de  D. rotundus. Lo que nos interesa conocer es cómo los factores bióticos y abióticos interactúan con este murciélago hematófago y otras especies de murciélagos no hematófagos con los cuales comparten refugios, para determinar la dinámica de la enfermedad.

Este estudio, que ha contado con la participación de varios estudiantes de licenciatura de la Facultad de Ciencias de la UNAM, aborda el problema desde tres ángulos diferentes. Por un lado, estudiamos las condiciones de microclima dentro de refugios que favorecen la presencia de colonias de D. rotundus y la fidelidad que muestran dichas colonias a estos refugios. Para tales fines, hemos marcado y seguido varias colonias a lo largo de un año. Por otro lado, estamos estudiando los patrones de movimiento de D. rotundus a corto plazo en sitios de refugio y forrajeo para establecer si los individuos retornan a alimentarse constantemente a los mismos sitios o cambian frecuentemente de sitios de alimentación. Y por último, mediante experimentos de selección de refugios, estudiamos las preferencias de D. rotundus y especies de murciélagos frugívoros como Carollia sowellipor condiciones micro-climáticas dentro de refugios artificiales y además hacemos observaciones de las interacciones entre estas especies que se dan con otras especies de murciélagos durante la selección y ocupación de refugios.

Individuo de Desmodus rotundus con un radiotransmisor que permite el estudio de sus patrones de movimiento. (Foto Amy Gilbert)

Aunque en Estados Unidos y Europa los patrones de propagación de rabia han sido descritos modelados adecuadamente usando información poblacional de las especies reservorio (zorros y zorrillos principalmente), en México poco se sabe sobre cómo D. rotundus interactúa con factores ambientales y de paisaje para promover la infección en el medio silvestre. Es así que el objetivo final de este estudio es entender la dinámica de la enfermedad a escala de paisaje proporcionando conocimiento específico del comportamiento del reservorio y su interacción con las características ambientales.

Referencias

  1. Vos, A., C. Nunan, D. Bolles, T. Müller, A. R. Fooks, N. Tordo y G. M. Baer. 2011. The occurrence of rabies in pre-Columbian Central America: an historical search. Epidemiology and Infection 139: 1445-1452.
  2. World Health Organization. 2000. World Survey of Rabies No. 34 for the Year 1998. World Health Organization, Geneva.
  3. Acha, P.N. y B. Szyfres. 2003. Zoonoses y enfermedades transmisibles comunes al hombre y a los animales. 3a ed. Organización Panamericana de la Salud, Washington.
  4. Loza-Rubio, E., A. Aguilar-Setien, C. Bahloul, B. Brochier, P. P. Pastoret y N. Tordo. 1999. Discrimination between epidemiological cycles of rabies in Mexico. Archives of Medical Research 30:144-149.
  5. Schneider, M.C., P. C. Romijn, W. Uieda, H. Tamayo, D. F. da Silva, A. Belotto, J. B. da Silva y L. F. Leanes. 2009. Rabies transmitted by vampire bats to humans: an emerging zoonotic disease in Latin America? Rev. Panam. Salud Pública 25: 260–269.
  6. Bailey, N. T. J. 1975. The mathematical theory of infectious diseases. 2a. ed. Griffin, Londres.
  7. Totton, S. C., R. R. Tinline, R. C. Rosatte y L. L. Bigler. 2002. Contact rates of raccoons (Procyon lotor) at a communal feeding site in rural eastern Ontario. Journal of Wildlife Diseases 38: 313-319.