Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington en Saint Louis, Estado de Misuri, podría haber descubierto la llave neuronal que permita reajustar nuestros relojes biológicos tras una disritmia circadiana, mejor conocida como “Jet lag”. En efecto, una pequeña molécula llamada VIP por sus siglas en inglés (vasoactive intestinal peptide) – o péptido intestinal vasoactivo-, conocida por sincronizar las neuronas que aseguran el equilibrio del tiempo en nuestro reloj biológico cerebral, tiene el efecto sorprendente de desincronizarlo cuando aparece en dosis más altas.

No obstante, lejos de ser catastrófico, la pérdida temporal de esta sincronización podría en realidad ser útil. En efecto, las neuronas que cambian por un estallido de VIP están en mejores condiciones de volver a sincronizarse ante cambios bruscos en el ciclo de luz-oscuridad, como los generados por el “jet lag” o bien por los turnos nocturnos de trabajo. Los científicos esperan encontrar una manera de convencer al cerebro para que libere su propia reserva de VIP o encontrar otras maneras de generar esta liberación para que el reloj corporal se adapte a un nuevo horario. Este tratamiento podría ayudar a los viajeros u otros que, por diversas razones, sobrecargan la capacidad del reloj biológico para adaptarse a las señales ambientales.

Nuestro reloj circadiano principal está formado por un nudo de 20.000 células nerviosas de un tamaño aproximadamente de un cuarto de grano de arroz, llamado núcleo supraquiasmático (SCN). Cada neurona en el SCN mantiene su propio tiempo, pero debido a que se trata de diferentes células, también tienen ritmos ligeramente diferentes. Algunas funcionan un poco más rápido y otras, un poco más lento. Las conclusiones de esta investigaciones fueron publicadas el pasado 28 de octubre en la edición “en línea” de “Proceedings of the National Academy of Sciences”.

Boletín original: http://news.wustl.edu/news/Pages/25984.aspx