Por miles de años las sociedades prehistóricas construyeron tumbas monumentales y pusieron en pie rocas en las regiones costeras de Europa.
El entendimiento que la ciencia tiene del levantamiento de estas sociedades megalíticas es incompleto y da lugar a discusiones y desacuerdo entre los especialistas. El origen de la emergencia de la arquitectura megalítica en varias regiones ha sido motivo de controversia durante más de 100 años.
Un estudio publicado en el mes de febrero de 2019, en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que la movilidad marítima y el intercambio cultural tuvieron un papel importante. Los resultados se basaron en el análisis de 2 mil 410 fechamientos de radiocarbono y cronologías altamente precisas de sitios arquelógicos megalíticos y contextos relacionados. Los investigadores argumentan que la transferencia del concepto megalítico se transfirió en rutas ultramarinas emanando desde el noroeste de Francia por su avanzada tecnología marítima en la Edad Megalítica.
La hipótesis de Bettina Schulz Paulsson, de la Universidad de Gotemburgo parte de que hay muchos monolitos similares en toda Europa. Así, la premisa es que este y otros creados, miles y miles durante la Edad de Piedra y Cobre, estaban en en áreas costeras a lo largo del Atlántico y el Mediterráneo, compartiendo características incluso de parecido absoluto.
El estudio se ha realizado con muestras y radiocarbono en más de 2.000 sitios megalíticos en Europa para ubicar el origen de las piedras; en el noroeste de Francia están los primeros antecedentes. Y digamos que, como si fuera una moda, a partir de entonces miles de estas estructuras megalíticas empezaron a levantarse tanto en Francia, como en las islas británicas e incluso en la península ibérica o Escandinavia. Y aunque Stonehenge estaba a unos 60 kilómetros de la costa, esta sociedad creadora podría saber sortear largas distancias por su tecnología marítima, lo que implicaría que la navegación estaba más desarrollada de lo que se pensaba.
En los últimos tiempos, ha habido dos teorías que competían por apuntar el origen de Stonehenge y por tanto de los megalitos en Europa. La visión convencional de finales del siglo XIX y principios del XX fue una difusión de megalitos de una sola fuente en Europa desde el Cercano Oriente a través del Mediterráneo y a lo largo de la costa atlántica. Después de la datación por radiocarbono en la década de 1970, surgió una hipótesis alternativa de los desarrollos regionales independientes en Europa.
Para los defensores de esta línea, que han dado un nuevo paso adelante, los resultados del radiocarbono sugieren que las tumbas megalíticas emergieron dentro de un breve intervalo de tiempo en el noroeste de Francia, el Mediterráneo y la costa atlántica de Iberia. «Encontramos un apoyo decisivo para la propagación de megalitos a lo largo de la ruta del mar en tres fases principales. Por lo tanto, un modelo de difusión marítima es la explicación más probable de su expansión», señala la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Redacción Ciencia UNAM: Naix´ieli Castillo
Fuente: ABC Cultura
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