“La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska decidió hoy, de forma compartida, otorgar el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2018 a James P. Allison y Tasuku Honjo por su descubrimiento de la terapia contra el cáncer mediante inhibición de la regulación inmune negativa”. Así inicia el comunicado que hoy, desde la ciudad de Estocolmo, Suecia, el Instituto Karolinska emitió para anunciar los galardonados 2018 en fisiología o medicina.
Cáncer: uno de los grandes desafíos del siglo XXI
El cáncer mata a millones de personas cada año y es uno de los mayores desafíos de salud de la humanidad. Al estimular la capacidad inherente de nuestro sistema inmunológico para atacar a las células tumorales, los científicos laureados este año han establecido un principio completamente nuevo para la terapia contra el cáncer.
La inmunoterapia, en lugar de atacar directamente las células tumorales como hace la quimioterapia tradicional, hace uso de las defensas naturales del organismo (los linfocitos) para combatir las células cancerosas. La idea no es nueva, pero no había sido tomada muy en serio hasta hace unas cuántos décadas.
Dos eminencias; una misma conclusión
Durante la década de 1990, en su laboratorio en la Universidad de California, Berkeley, James P. Allison estudió la proteína de células T CTLA-4. Fue uno de los científicos que observó que CTLA-4 funcionaba como un freno para las células T.
A finales de 1994, Allison y su equipo realizaron un primer experimento cuyos los resultados fueron espectaculares en ratones. Y a pesar del poco interés demostrado por la industria farmaceútica, Allison siguió sus intensos esfuerzos para desarrollar, siguiendo esta ruta, una terapia para
humanos.
En 1992, unos años antes del descubrimiento de Allison, Tasuku Honjo descubrió PD-1, otra proteína expresada en la superficie de las células T. Exploró meticulosamente su función en una serie de experimentos realizados durante muchos años en su laboratorio de la Universidad de Kyoto. Los resultados mostraron que PD-1, al igual que CTLA-4, funcionaba como un freno de células T, pero operando a través de un mecanismo diferente. En experimentos con animales, el bloqueo PD-1 también demostró ser una estrategia prometedora en la lucha contra el cáncer, tal y como demostraron Honjo y otros grupos. Esto abrió el camino para utilizar PD-1 como un objetivo en el tratamiento de pacientes. El desarrollo clínico se produjo y en 2012 un estudio clave demostró una clara eficacia en el tratamiento de pacientes con diferentes tipos de cáncer.
Resultados prometedores
Los resultados fueron asombrosos y condujero a una remisión a largo plazo y una posible cura en varios pacientes con cáncer metastásico, padecimiento que había sido considerado hasta ahora como intratable.
Allison y Honjo enseñaron cómo diferentes estrategias para inhibir estos frenos en el sistema inmunológico, pueden usarse en el tratamiento del cáncer. Los descubrimientos de los dos laureados constituyen, en palabras del Instituto Karolinska, un hito en la lucha contra el cáncer. Ambos se repartirán los US$1,01 millones del premio.
Fuente: Instituto Karolinska
Boletín original: https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/2018/press-release/
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