Hace casi 14,000 millones de años, el Universo que conocemos irrumpió violentamente de un evento extraordinario que inició el llamado “Big Bang”. En su primera fracción de segundo, el universo se expandió de manera exponencial, extendiéndose mucho más allá de la vista de nuestros mejores telescopios. Todo esto, por supuesto, era hasta el momento sólo teoría.

Un equipo de investigadores, encabezado por astrofísicos del Centro Harvard-Smithsonian para la Astrofísica, ha dado a conocer, en una rueda de prensa este lunes 17 de marzo, la primera detección de las ondas gravitacionales, o ondulaciones, pequeñas deformaciones en el tejido del espacio-tiempo que se transmiten a la velocidad de la luz y recorren todo el Cosmos. Descritas como los «primeros temblores del Big Bang», su hallazgo es considerado el «Santo Grial» de la Cosmología.

Las ondas que se lograron registrar, predichas por la teoría general de la relatividad de Einstein, han sido descubiertas gracias al Telescopio BICEP2 (Background Imaging of Cosmic Extragalactic Polarization), instalado en la base Amundsen Scott en la Antártica, que estudia la radiación cósmica de fondo, este débil resplandor que aún nos llega de la gran explosión. Los datos confirman además una profunda conexión entre la mecánica cuántica y la relatividad general. Los detalles técnicos de este trabajo son disponibles en el portal http://bicepkeck.org

Las implicaciones que puede tener esta detección son asombrosas y podrían abrir, en caso de confirmarse, un nuevo capítulo en la historia de la astronomía, la cosmología y la física.

Boletín original: http://www.cfa.harvard.edu/news/2014-05