Del mismo modo que existe una Lista Roja de Especies Amenazadas que gestiona la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y que contempla el riesgo de cada especie frente a la extinción, un grupo de investigadores entre los cuales participa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC- de España, ha propuesto la creación de su equivalente para los ecosistemas.
En efecto, estos científicos han participado en el desarrollo de una metodología para evaluar el peligro de cada ecosistema de sufrir un colapso, lo que implicaría la pérdida de sus características abióticas y bióticas esenciales. Este protocolo, respuesta a la larga discusión científica sobre conservar y proteger especies frente a conservar y proteger espacios, está pensado para ser aplicable en ecosistemas terrestres, subterráneos, acuáticos y de transición, así como para ambientes seminaturales y antropizados.
La metodología propone cinco criterios para evaluar el riesgo de colapso de cada ecosistema: la reducción en la distribución geográfica del ecosistema, la reducción de su tamaño o área de ocupación, la tasa de degradación ambiental abiótica, la tasa de perturbaciones sobre los procesos bióticos y la cuantificación del riesgo de colapso. El análisis pormenorizado de cada uno de ellos da lugar a una clasificación global final dentro de las diferentes categorías de riesgo que han sido establecidas.
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