Casi uno de cada siete de los niños del mundo, un total de 300 millones, vive en una zona donde los niveles de toxicidad del aire en el exterior debido a la contaminación son seis veces superiores a lo que establecen las directrices internacionales, según revela un nuevo informe de UNICEF, titulado “Limpiar el aire para los niños”.
Limpiar el aire para los niños utiliza imágenes de satélite para mostrar por primera vez cuántos niños están expuestos a un nivel de contaminación exterior que supera las directrices internacionales establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en qué lugares del planeta viven estos niños.
Contaminación atmosférica y salud infantil
Los resultados se presentan una semana antes de la 22ª Conferencia de las partes, que se celebrará en Marrakech, Marruecos, y en la que UNICEF pedirá a los dirigentes mundiales que tomen medidas urgentes para reducir la contaminación atmosférica en sus países.
Las imágenes de satélite confirman que aproximadamente 2.000 millones de niños viven en zonas donde la contaminación atmosférica causada por factores tales como las emisiones de vehículos, el uso intensivo de combustibles fósiles, el polvo y la quema de residuos, supera las pautas de calidad del aire establecidas por la Organización Mundial de la Salud. En Asia meridional se encuentra el mayor número de niños que viven en estas zonas, 620 millones; África es la siguiente región, con 520 millones de niños. En la región de Asia oriental y el Pacífico hay 450 millones de niños que viven en zonas donde se superan los límites de la OMS.
El estudio analiza también la pesada carga que supone la contaminación en los recintos cerrados, causada generalmente por el uso de combustibles como el carbón y la madera para cocinar y calentarse, que afecta principalmente a los niños de zonas rurales con bajos ingresos.
En conjunto, la contaminación atmosférica en el interior y el exterior está directamente relacionada con la neumonía y otras enfermedades respiratorias responsables de casi una de cada 10 muertes de niños menores de cinco años, lo que hace que la contaminación sea uno de los principales peligros para la salud de los niños.
Recomendaciones para la 22ª Conferencia de las Partes
UNICEF pide a los líderes mundiales asistentes a la “COP 22” que tomen cuatro medidas urgentes en sus países para proteger a los niños de la contaminación atmosférica.
- Reducir la contaminación: Todos los países deben trabajar para cumplir con las pautas mundiales de calidad del aire de la OMS a fin de mejorar la seguridad y el bienestar de los niños. Para lograrlo, los gobiernos deberían adoptar medidas tales como reducir la quema de combustibles fósiles e invertir en la eficiencia energética y las fuentes de energía renovables.
- Aumentar el acceso de los niños a la atención de la salud: Invertir en la salud general de los niños –con medidas que abarquen las campañas de inmunización y la mejora del conocimiento, la gestión comunitaria y el aumento de las personas que procuran el tratamiento contra la neumonía (una de las principales causas de mortalidad de niños menores de cinco años)– mejorará su resistencia a la contaminación atmosférica y su capacidad para recuperarse de enfermedades y trastornos vinculados a este problema.
- Minimizar la exposición de los niños: Las fuentes de contaminación como las fábricas no deben estar situadas en las cercanías de las escuelas y los parques infantiles. Una mejor gestión de los desechos puede reducir la cantidad de residuos que se queman dentro de las comunidades. Unos aparatos para cocinar más limpios pueden ayudar a mejorar la calidad del aire dentro de hogares. La reducción de la contaminación atmosférica mundial puede ayudar a reducir la exposición de los niños.
- Vigilancia de la contaminación atmosférica: Se ha demostrado que una mejor vigilancia ha ayudado a los niños, los jóvenes, las familias y las comunidades a reducir su exposición a la contaminación atmosférica, a estar más informados acerca de sus causas, y a promover cambios que hagan que el aire que se respira sea más seguro.
Fuente: UNICEF
Boletín original: http://www.unicef.org/spanish/media/media_92979.html
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