La Real Academia Sueca de Ciencias ha decidido otorgar hoy, miércoles 3 de octubre, el Premio Nobel de Química 2018 a los investigadores Frances H. Arnold, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, Estados Unidos de América, a George P. Smith, de la Universidad de Missouri, en Columbia, también de los Estados Unidos de América y a Sir Gregory P. Winter, del MRC Laboratory of Molecular Biology de Cambridge, Reino Unido.
La repartición del Premio de este año, de un monto de 9 millones de Coronas suecas, según lo comunica la Real Academia, se dividirá en dos: la mitad para Frances H. Arnold “por la evolución dirigida de las enzimas”; y la otra mitad se repartirá en forma equitativa entre George p. Smith y Gregory P. Winter “por la presentación de péptidos y anticuerpos en la superficie de bacteriófagos”.
Diversidad y evolución
El poder de la evolución se revela a través de la diversidad de la vida. Los científicos galardonados este año con el Nobel de Química han tomado el control de la evolución y lo han utilizado brindar el mayor beneficio posible a la humanidad, agrega el comunicado. Las enzimas producidas a través de la evolución dirigida, se utilizan para fabricar una multitud de cosas, desde biocombustibles hasta productos farmacéuticos. Los anticuerpos que evolucionaron utilizando un método llamado “visualización de fagos” -virus que infectan bacterias-, pueden combatir las enfermedades autoinmunes y, en algunos casos, curar el cáncer metastásico.
Semillas de vida
Desde que surgieron las primeras semillas de la vida hace unos 3.700 millones de años, casi todas las grietas de la Tierra se llenaron de diferentes organismos. La vida se ha extendido a aguas termales, océanos profundos y desiertos, gracias a que la evolución resolvió una serie de problemas químicos. Las herramientas químicas de la vida, las proteínas, se han optimizado, cambiado y renovado, creando una diversidad increíble.
Los Premios Nobel de Química de este año se han inspirado en el poder de la evolución y utilizaron los mismos principios, el cambio genético y la selección, para desarrollar proteínas que resuelvan los problemas químicos de la humanidad.
Enzimas para múltiples aplicaciones
La Dra. Frances H. Arnold, quinta mujer en recibir el máximo galardón de química, dirigió en 1993 la primera evolución de enzimas, unas proteínas que catalizan las reacciones químicas. Desde entonces, se ha dedicado a afinar los métodos que ahora se utilizan de forma habitual para desarrollar nuevos catalizadores. Los usos de las enzimas de la Dra. Arnold incluyen la fabricación de sustancias químicas más respetuosas con el medioambiente, tales como productos farmacéuticos, así como combustibles renovables para un sector de transporte que requiere ser más ecológico.
Hacia el uso de nuevos fármacos
El Dr. George P. Smith, por su parte, desarrolló en 1985 un elegante método conocido como phage display, o terapia de fagos, mediante el cual un bacteriófago pueda utilizarse para desarrollar nuevas proteínas.
El Dr. Gregory Winter hizo uso de esta técnica para la evolución dirigida de anticuerpos, con el propósito de producir nuevos fármacos. El primero que se obtuvo con este método, el adalimumab, fue aprobado en 2002 y se utiliza para la artritis reumatoide, la psoriasis y las enfermedades inflamatorias del intestino. Desde entonces, esta técnica ha producido anticuerpos que pueden neutralizar toxinas, contrarrestar enfermedades autoinmunes y curar el cáncer metastásico. No es más que el comienzo de la revolución de la evolución dirigida.
Con todo esto, nos encontramos en los albores de la revolución de la evolución dirigida, la cual traerá consigo muchos beneficios para la Humanidad
Fuente: Real Academia Sueca de Ciencias
Boletín original: https://www.kva.se/en/pressrum/pressmeddelanden/nobelpriset-i-kemi-2018
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