El 26 de diciembre de 2015, los científicos observaron ondas gravitacionales –ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo– por segunda vez. GW151226 es la segunda observación clara de una fusión de agujeros negros y, junto con GW150914, marca el inicio de la astronomía de ondas gravitacionales como un medio para explorar nuevas fronteras de nuestro universo.
LIGO, la tecnología al servicio del conocimiento
Las ondas gravitacionales fueron detectadas por los dos detectores gemelos del Observatorio por Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés), ubicados en Livingston, Luisiana, y Hanford, Washington, EE.UU.
Esta señal, GW151226, fue identificada a tan sólo 70 segundos de su llegada a la Tierra por los algoritmos de baja latencia. Aproximadamente un minuto después, se tenían las primeras indicaciones del origen de la señal gracias a una técnica conocida como filtrado adaptado. En este método, los datos se comparan con muchas predicciones de señales gravitacionales (catálogos de formas de onda) con el fin de encontrar la que coincide mejor. En este caso, el filtrado adaptado fue esencial tanto para la detección como para el posterior análisis de GW151226, debido a que ésta tiene una menor intensidad, en comparación con la de GW150914, y es difícil de ver a simple vista.
Una fusión generada hace 1400 millones de años
Las ondas gravitacionales llevan consigo información sobre sus orígenes y sobre la naturaleza de la gravedad que no puede obtenerse de otra forma, y los físicos han llegado a la conclusión de que las ondas gravitacionales detectadas el 26 de diciembre de 2015, una vez más se produjeron durante los momentos finales de la fusión de dos agujeros negros de 14 y 8 masas solares para producir un único agujero negro en rotación más masivo, de unas 21 veces la masa del sol.
Durante la fusión, que se produjo hace aproximadamente 1400 millones de años, una cantidad de energía más o menos equivalente a la masa del sol se convirtió en ondas gravitacionales. La señal detectada proviene de las últimas 27 órbitas de los agujeros negros antes de su fusión. El tiempo de llegada de las señales, medida 1.1 milisegundos antes en el detector de Livingston que en el detector de Hanford, da una idea aproximada de la posición de la fuente en el cielo.
Red internacional de cooperación
Ambos descubrimientos fueron posibles gracias a las capacidades mejoradas de Advanced-LIGO, una importante actualización que aumenta la sensibilidad de los instrumentos en comparación con los detectores LIGO de primera generación, lo que permite un gran aumento del volumen del universo explorado.
La investigación en LIGO es llevada a cabo por la Colaboración Científica LIGO (LSC), un grupo de más de 1.000 científicos de 90 universidades e Institutos de todo Estados Unidos y de otros 14 países.
Fuente: UIB
Boletín original: http://diari.uib.es/arxiu/LIGO-detecta-ondas-gravitacionales-provenientes-de.cid446414
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