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«Minerva entre las musas» (detalle), Hendrick van Balen.

Puesto que todavía hoy resulta difícil definir en qué consiste la creatividad, quienes la investigan utilizan descripciones generales, como la de que es una habilidad que permite producir “algo original y valioso”, que puede ser tan intangible como una sinfonía o una teoría científica, o tan material como una novela o una nueva tecnología (aunque estas últimas generalmente parten también de una idea intangible); o bien, que se trata de un proceso cognitivo que nos ayuda a resolver problemas.

Con el propósito de facilitar la investigación en este tema, se ha intentado puntualizar las formas posibles de creatividad humana. Por ejemplo, se conoce como “creatividad en el mundo real” la originalidad de pensamiento que se traduce en logros durante el curso de la vida.

La neuropsicóloga Darya Zabelina, y colegas de Northwestern University, han realizado estudios sobre la creatividad en el mundo real, comparada con el llamado “pensamiento divergente”, una herramienta cognitiva que nos ayuda a generar ideas creativas explorando varias soluciones posibles para un problema determinado.

Hace unos meses, el equipo anunció haber encontrado la primera evidencia fisiológica de una relación entre el pensamiento creativo y las distracciones sensoriales, o lo que llaman “atención con fuga”, una filtración sensorial que permite el paso de información “irrelevante”.

El propósito de su investigación fue revisar la hipótesis de que el pensamiento creativo se asocia con una atención atípica, pero que no ha especificado qué tipo de creatividad es, ni con qué aspectos de la atención se asocia. Los autores señalan que existen dos propuestas, que en apariencia son contradictorias, pero que podrían participar en diferentes facetas de la creatividad.

Una sugiere que la creatividad depende de la habilidad para concentrarse y trasladar la atención, apoyando de esta forma la flexibilidad cognitiva. En este caso, la creatividad dependería en mayor medida de las funciones ejecutivas del cerebro (como son el razonamiento, la planificación y la toma de decisiones). La segunda propuesta propone que las personas creativas podrían tener una atención más amplia, u orientada a un mayor rango de estímulos simultáneos, lo que es análogo a tener una capacidad reducida para filtrar o inhibir el paso de estímulos innecesarios a la atención consciente, pero que podría promover la creatividad al aumentar las posibilidades de integrar ideas que están fuera del centro de atención.

Además de varias evidencias empíricas, sugieren esta segunda posibilidad algunos registros anecdóticos, relacionados con creadores eminentes como Richard Wagner o Marcel Proust. Por ejemplo, relata en sus memorias Johanna Schopenhauer (la madre del famoso filósofo) que en una visita a Johann Wolfgang von Goethe, «esta vez lo vi enojado. Su hijo (Julius August Walter von Goethe)… rompió una copa… Goethe estaba a la mitad de una historia y el ruido le dio tal susto que dejó escapar un rugido.»

Incluso creadores actuales comparten la penosa distracción por el ruido. Hace pocos años, el director Quentin Tarantino demandó a su vecino, Alan Ball, el creador de la serie de vampiros True Blood y de la comedia de humor negro Six Feet Under, porque sus guacamayas producían “ruidos prehistóricos, que hielan la sangre”, señalando que “aunque uno podría suponer que, como colega escritor, el señor Ball comprendería y respetaría la necesidad que tiene un escritor de paz y tranquilidad mientras trabaja, esa suposición es errónea”.

Durante el estudio de Zabelina, 84 voluntarios llenaron un cuestionario sobre sus logros creativos en el mundo real y, más tarde, fueron conectados a un electroencefalógrafo. Al tiempo que se observaban sus ondas cerebrales, los participantes escucharon el sonido de dos chasquidos, en sucesiones rápidas. Aquellos cuya respuesta al segundo chasquido fue igual o casi igual a la del primero, se consideraron como poseedores de una “atención con fuga”, que se produce de manera involuntaria en la primera etapa del procesamiento mental.

El experimento concluyó que esta característica se correlacionaba con una mayor cantidad de logros creativos en la vida real. De hecho, cuantos más logros creativos habían informado tener los participantes, más abierta estaba su compuerta sensorial.

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Pero esta investigación también tomó en cuenta el pensamiento divergente. Para ello, los mismos voluntarios debían ofrecer todas las respuestas posibles a varios escenarios poco probables, en un tiempo limitado. Como resultado, los niveles más altos de pensamiento divergente se correlacionaron con una mayor capacidad de filtrar la información sensorial irrelevante. Esto sugiere a los autores que los indicadores de creatividad responden de manera diferente a las distintas formas de filtración de estímulos externos. Probablemente, a las personas creativas con “filtraciones” sensoriales se les facilite organizar la atención con un enfoque más amplio, o sobre un rango mayor de estímulos. Por otro lado, el pensamiento divergente aunque podría contribuir a la creatividad, parece ser independiente del proceso del pensamiento creativo, asociado con un filtro sensorial más flexible.

Esta diferencia entre el pensamiento divergente y la creatividad en el “mundo real” se suma a la controversia entre los neurocientíficos sobre el papel que tiene la atención para generar ideas nuevas y útiles. Otros estudios con neuroimágenes han demostrado que la creatividad implica un mayor control cognitivo, o atención focalizada; sin embargo, como la de Zabelina, varias investigaciones han comprobado que requiere menos atención.

De acuerdo con una teoría sobre la inteligencia, llamada “proceso dual”, existen dos tipos de “inteligencia”. El Tipo 1 es un proceso consciente, y se ocupa de pensamientos dirigidos a objetivos. El Tipo 2 es un proceso inconsciente, y se asocia con la cognición espontánea, que incluye las ensoñaciones y la habilidad natural de aprender. El especialista en creatividad, Scott Barry Kaufman, director científico del Instituto de la Imaginación (Imagination Institute), en la Universidad de Pensilvania ha encontrado que la creatividad no parte de una sola región del cerebro, ni de un único hemisferio. Por el contrario, Kaufman piensa que la creatividad se produce como resultado del trabajo conjunto y combinado de ambos tipos de procesos, y que la participación de cada uno de ellos puede variar en el fenómeno creativo.

En fecha más reciente, este investigador participó en un estudio que observó evidencias de que en el pensamiento creativo intervienen tanto la atención deliberada, a través de la “red ejecutiva” del cerebro, como la imaginación espontánea, a través de la “red por defecto” cerebral (Default Mode Network).

La investigación, publicada en Nature Scientific Reports, fue dirigida por el estudiante graduado Roger Beaty, y por el profesor Paul Silvia, ambos de la Universidad de Carolina del Norte. En ella, se utilizó resonancia magnética funcional para explorar las interacciones entre distintas regiones cerebrales de 25 universitarios, hombres y mujeres, mientras éstos realizaban dos tareas. En la primera, debían encontrar usos creativos para objetos cotidianos, como un ladrillo, una prueba típica para el pensamiento divergente. Por el contrario, en la tarea de control, sólo debían pensar sobre las características comunes de esos objetos.

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Como se esperaba, los resultados indicaron que la creatividad no se produce únicamente en una región del cerebro. Más bien, implica una cooperación entre distintas redes cerebrales, conectadas tanto a la atención focalizada como al pensamiento imaginativo. No obstante, también encontraron que la “red de la atención” no cooperaba con la “red de la imaginación” (Default Mode Network) al principio de la tarea, sino hasta más avanzado el proceso, lo que sugiere a los autores que la dinámica del pensamiento creativo requiere una primera etapa de imaginación libre.

Posiblemente, señalan, esto se debe a que el pensamiento imaginativo se ocupa de generar muchas soluciones posibles para un problema, pero luego tenemos que evaluar esas ideas, para determinar cuál de ellas funcionaría realmente… Aquí es donde entra la red ejecutiva del cerebro.

Tal vez la verdadera creatividad consiste en generar ideas que funcionen, por muy extravagantes, novedosas o irrealizables que parezcan, y su inmediata evaluación corresponde a la parte “pensante” del cerebro. Esto sugiere que el pensamiento creativo es producto de nuestra habilidad para ejercer cierto control sobre nuestra imaginación.

Verónica Guerrero Mothelet (paradigmaXXI@yahoo.com)

Fuente:
Beaty RE, Benedek M, Barry Kaufman S, & Silvia PJ (2015). Default and Executive Network Coupling Supports Creative Idea Production. Scientific reports, 5 PMID: 26084037

Información adicional:
Creative Genius Driven by Distraction

The Real Neuroscience of Creativity

 The structure of creative cognition in the human brain

Penn Research Helps Show That Attention, Imagination Equally Important for Creativity

Crédito de imagen:
Cortesía de la NASA/JPL-Caltech – NASA Stardust Website

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