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Poco a poco, la meditación ha dejado de ser una experiencia exclusiva para iluminados y seguidores del New Age. El desarrollo de tecnologías médicas como la resonancia magnética o la tomografía permitieron, hace casi un par de décadas, comenzar a vislumbrar sus efectos benéficos sobre el cerebro y el organismo en general. Desde entonces, se ha realizado una gran cantidad de investigaciones cuyos resultados validan muchas de las ventajas que se han atribuido a esta práctica milenaria. Esto ha generado la promoción de programas y estudios sobre meditación en sectores tan improbables (y a menudo cuestionables) como el empresarial, el político, e incluso el militar.

Pero aun antes de que ese cúmulo de investigaciones ofreciera evidencias científicas de los beneficios de meditar, ya había surgido una serie de propuestas para llevar esta práctica a las escuelas, ya bien en la forma de una actividad extracurricular, o como el propio eje de la educación, con el propósito de sumar al aprendizaje académico el perfeccionamiento de capacidades y habilidades orientadas no sólo a conseguir el autocontrol de la atención y una buena salud emocional, sino también a desarrollar naturalmente valores que incluyen una ética de respeto y generosidad hacia la naturaleza y los demás.

Y precisamente la posibilidad de mejorar el contexto de enseñanza/aprendizaje durante los años de la educación básica, mediante enfoques que incluyen ciertas técnicas de meditación, fue uno de los temas que recibió gran énfasis en el segundo Simposio Internacional de Estudios sobre Meditación Contemplativa (International Symposium for Contemplative Studies) del Instituto Mind & Life, celebrado este otoño en Boston, Massachusetts. El Instituto Mind & Life, que surgió en la década de 1980, a partir de la propuesta de Tenzin Gyatso, el XIV Dalai Lama, para promover un diálogo entre la ciencia y el budismo, se ha dedicado a aplicar herramientas científicas al estudio de las tradiciones contemplativas. En el año 2000, incluyó la participación de neurocientíficos, que comenzaron a observar, de primera mano, la actividad cerebral de meditadores budistas experimentados.

Uno de los principales investigadores de Mind & Life es Richard Davidson, director del Laboratorio Waisman de Imágenes Cerebrales y Conducta, y fundador del Centro para la Investigación de Mentes Sanas, en la Universidad de Wisconsin-Madison. Como experto en cerebro y emociones, Davidson es uno de los pioneros en el estudio de la meditación y sus efectos sobre la mente, el cerebro, y el resto del organismo. Actualmente, tiene varias líneas de investigación relacionadas específicamente con niños, un par de ellas orientadas a evaluar los resultados de la capacitación, mediante un tipo de meditación conocida como de atención plena (mindfulness), dirigida a estudiantes desde el jardín de niños y hasta la adolescencia, que tiene el objetivo de permitirles desarrollar control sobre la atención, elevar su bienestar general, pero también sus habilidades sociales.

Hasta ahora, los resultados han sido positivos. Por ejemplo, un proyecto integral, diseñado para fomentar la consideración por los demás en niños de cuatro años (Kindness Curriculum), y puesto en marcha en varias escuelas de Madison, incluye lecciones para concentrar la atención, prácticas de respiración, ejercicios físicos para desarrollar la conciencia, así como lecturas sobre generosidad y consideración, y otras actividades que permiten a los niños practicar la amabilidad entre sí. Resultados preliminares de un estudio reciente señalan un mejoramiento, tanto de la atención de los pequeños que participaron en este proyecto, como de sus habilidades sociales.

Sin embargo, los expertos en esta área también han considerado que no basta con iniciar solamente a los niños en estas prácticas; para que cualquier niño tenga una retroalimentación positiva, también es necesario que maestros y educadores consigan mantener un estado de empatía y calma, que además les evite problemas de estrés y burnout, tan típicos en ocupaciones que implican atender a otras personas.

Y a pesar que la formación de educadores en corrientes como la educación holista, o la Montessori, incluye el aprendizaje de técnicas de meditación, su aplicación apenas comienza a explorarse científicamente, por lo que son pocos los estudios dirigidos a investigar sus efectos en esta actividad.

Por ello, en 2011, el equipo de Davidson examinó esta cuestión con un proyecto piloto en el que, durante ocho semanas, dos expertos en meditación impartieron, a profesores de primaria de cuatro escuelas distintas, un curso adaptado de reducción de estrés, mediante meditación de atención plena, que incluía, además, actividades específicamente relacionadas con sus labores escolares.

Para el proyecto, fueron elegidos aleatoriamente diez participantes, quedando otros ocho como muestra de control, en una lista de espera para tomar el curso más adelante. Antes y después del curso, se evaluó su conducta dentro del salón de clases, en términos de capacidad de organización y apoyo emocional y didáctico, y se les tomaron muestras de saliva para medir sus niveles de cortisol, un importante indicador de estrés.

En la evaluación de los resultados, publicada en 2013, los investigadores encontraron que el grupo que participó en el curso presentó una reducción importante de síntomas psicológicos y de burnout, así como un aumento en capacidad de atención y auto consideración. Además, mejoró su comportamiento en el salón de clase y su atención afectiva hacia sus alumnos.

De manera similar, y como parte del programa del simposio, la profesora y especialista en educación, Patricia Jennings, de la Universidad de Virginia, presentó resultados de dos investigaciones recientes, que examinan la efectividad de sendos programas para maestros, llamados “CARE for Teachers” (Cultivo de la Conciencia y Resiliencia en la Educación) y “SMART-in-Education” (Técnicas de Manejo de Estrés y Relajación). Ambos integran la capacitación en atención plena y en habilidades emocionales, para promover el bienestar, la atención y eficacia de los profesores, con la intención de mejorar las relaciones con sus alumnos y, consecuentemente, los resultados académicos, conductuales y sociales de estos últimos. En el caso del SMART, que además incluye capacitación en comprensión de emociones, empatía y consideración, se conjugó con otro programa, llamado MindUP, que integra la meditación con psicología positiva, y está dirigido a estudiantes de educación básica.

En síntesis, los resultados preliminares de ambas investigaciones sugieren que estas propuestas pueden ser muy útiles para mejorar tanto los niveles de atención y bienestar de los maestros, como su apoyo a sus alumnos, con repercusiones positivas en el desempeño escolar.

¿Cómo es posible que la meditación consiga estos resultados? La respuesta puede estar en la plasticidad cerebral, o la capacidad que tiene nuestro cerebro de producir neuronas nuevas y de cambiar los conjuntos de conexiones sinápticas… pero también de modificar su estructura, como descubrieron en 2010 Britta Hölzel y sus colegas del programa de investigación con imágenes cerebrales del Hospital General de Massachusetts, al observar, en meditadores experimentados, un aumento de la densidad de materia gris en el hipocampo, una región cerebral esencial para el aprendizaje y la memoria, así como en otras estructuras asociadas con la autoconsciencia, la compasión y la introspección y, al mismo tiempo, una disminución de densidad en la amígdala, la región que regula nuestra respuesta al estrés. Esto sugiere que es posible modificar activamente nuestra estructura cerebral.

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Al aprovechamiento de esta capacidad maleable del cerebro que parece favorecer la meditación, se suma el aprendizaje de habilidades emocionales y sociales que, con el tiempo, podrían permitir a los niños y adolescentes aprender a manejar sus emociones, mejorar el control de sus impulsos, y vivir de manera más positiva en la escuela, en sus hogares y dentro de su comunidad, con un impacto benéfico en su actitud y respeto por los demás. Si esta capacidad realmente consigue restituir los valores éticos en las nuevas generaciones, representaría un necesario primer paso para resolver los problemas del planeta… aunque tal vez dejaría vacíos los sectores empresarial, político y militar.

Verónica Guerrero Mothelet (paradigmaXXI@yahoo.com)

Fuente:

Flook L, Goldberg SB, Pinger L, Bonus K, & Davidson RJ (2013). Mindfulness for teachers: A pilot study to assess effects on stress, burnout and teaching efficacy. Mind, brain and education : the official journal of the International Mind, Brain, and Education Society, 7 (3) PMID: 24324528

Información adicional:

Integrating Mindfulness Training Into K-12 Education

Ricard, M., Lutz, A., & Davidson, R. J. (2014). Mind of the Meditator. Scientific American, 311(5), 38–45. doi:10.1038/scientificamerican1114-38.

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