Texto por: Eliane Jiménez

Muchas veces no nos damos cuenta de la maravillosa biodiversidad que nos rodea y simplemente la pasamos de largo, tal como lo hice yo. Cuando me mudé de casa a Camino Real al Ajusco, delegación Tlalpan, me di cuenta de que compartía mi nuevo hogar con otras especies silvestres, las cuales no había visto en mi antiguo domicilio.

En este nuevo jardín he logrado observar algunos animales como ardillas, tlacuaches, serpientes y aves. Pero existe uno en particular que ha captado mi atención. Se trata de un animal de la talla de un gato. Tiene una cola larga y anillada, sus ojos brillan al reflejo de la luz y le gusta pasear en las noches por mi jardín. ¿Será un gato con cola anillada?

¡Por supuesto que no!

Dado que soy muy curiosa, y como buena bióloga, decidí investigar a ese bribón que se burlaba de mí cada noche, paseándose por mi jardín sin dejarme ver su belleza por completo. Para lograrlo, opté por una técnica muy común utilizada por los biólogos para conocer a las especies de animales pasan por un lugar: el fototrampeo. Las trampas-cámara son dispositivos compuestos por un sistema detector de movimiento y/o calor (SDMC) conectado al disparador de una cámara convencional. Al detectar algún movimiento o cambio en la temperatura en el ambiente producido por algún animal u objeto que cruza el área de acción del detector, el SDMC envía una señal a la cámara para disparar el obturador y tomar la fotografía o/y el video.

Decidí hacerlo de esta manera porque la mayoría de los animales silvestres son muy cautelosos y al menor ruido corren, desapareciendo en medio de la oscuridad. Para llevar acabo mi pequeña investigación casera, contacté al M. en C. Horacio Bárcenas quien me facilitó una trampa-cámara.

En mi primer intento, coloqué la trampa-cámara en mi balcón, pues como no sabía por dónde iba a aparecer este intruso, pensé que podría capturar fotografías desde varios ángulos. ¿Qué tal que pasa velozmente a través del jardín? ¿Y si lo sorprendo trepando el árbol frente al balcón? ¿O qué tal que brinca desde la barda del vecino? No sabía la respuesta en ese momento.

Por la mañana, desperté ansiosa y con muchas ganas de tener alguna evidencia que me diera pistas para conocer a ese animal. No tuve suerte: no se había tomado ni una foto durante la noche. Me dispuse a hacer un segundo intento. Acomodé la cámara en el jardín sobre un montículo de tierra y rocas pequeñas, y pensé que debía colocar un cebo para asegurarme que el escurridizo animal se acercara.

A la mañana siguiente, con el cebo de manzana y tortilla que utilicé, el intruso no pudo resistirse y, gracias al video que capturó la trampa-cámara, ¡finalmente pude verlo!. El misterioso y escurridizo animal era un cacomixtle (Bassariscus astutus), y para mi sorpresa no era sólo uno. Las imágenes me revelaron a dos hermosos cacomixtles, e incluso un tlacuache curioso posó para el video, pero esa es otra historia.

Registro de actividad nocturna de cacomixtles (Bassariscus astutus). Delegación Tlalpan, México. Fotografía por Eliane Jiménez

La emoción que sentí al ver a esos cacomixtles fue increíble. El obtener esos resultados en tan sólo dos días de esfuerzo no es tan fácil, ya que, al ser un lugar urbanizado, estos animales tienden a ser muy cautelosos para no ser vistos.

Saber qué animales transitan por mi jardín me alienta a promover la conservación de los pocos relictos que son hogar de animales silvestres. Una de las mayores amenazas del cacomixtle es el cambio de uso de suelo, porque son animales que viven en madrigueras. Sin embargo, los cacomixtles se han adaptado a vivir en ambientes urbanos y a vivir entre la gente, aprovechando los desechos de nuestras casas.

Cacomixtle capturado en el jardín vecino con una trampa Tomahawk. Delegación Tlalpan, México. Fotografía por Eliane Jiménez.

Las ciudades representan el símbolo máximo del desarrollo humano. Sin embargo, existen ciudades que tienen una mala planificación, como la Ciudad de México. Esto se manifiesta con el deterioro de las áreas verdes circundantes y, por consiguiente, la invasión del hábitat de muchas especies del Valle de México, como en el caso del cacomixtle, que con los años está perdiendo el miedo a los seres humanos y se está convirtiendo en parte de la fauna urbana.

Con este escrito los invito a respetar a todos estos animales y a las áreas verdes. Podemos poner nuestro granito de arena conservando los árboles, los cerros y los cuerpos de agua cercanos a nuestra casa. Cuidar los pocos lugares de la Ciudad de México que albergan una gran diversidad de especies, como la Reserva del Pedregal de San Ángel y el Parque Nacional Desierto de los Leones, es fundamental ya que representan una oportunidad de supervivencia no sólo para los cacomixtles, sino para muchas especies de flora y fauna que ahora viven en lugares suburbanizados o urbanizados, incluyéndonos a los humanos. ¡Conoce, valora y cuida de la flora y fauna que te rodea!.