Por: Ana Ibarra Macías

 En la historia la rabia es una de las enfermedades más antiguas de las que se tiene memoria; por ejemplo, en el siglo 23 a.C., el Código Eshmuna de la ciudad de Babilonia, establecía que el dueño de un perro con rabia tendría que pagar 40 monedas, si una mordida del animal causaba la muerte a una persona y 15 por un esclavo. Aunque no está completamente claro si la rabia fue traída a América por los conquistadores europeos, algunos investigadores consideran que hay evidencia circunstancial que sugiere la existencia de al menos alguna de las variantes de rabia en Mesoamérica previa a la invasión europea (ver OIKOS: http://web.ecologia.unam.mx/oikos-igual/index.php?option=com_content&view=article&id=69&Itemid=76)

A pesar de que el ser humano, y  sus animales domésticos, han convivido con la rabia durante  siglos, aún falta mucho por saber sobre cómo permanece, se transmite y surge la enfermedad, especialmente en poblaciones de animales silvestres. Un ejemplo de esto es que a pesar de que los registros de rabia en el mundo datan de hace más de 40 siglos, no es sino hasta la primera mitad el siglo XX que se asocia a los murciélagos como portadores y transmisores potenciales de rabia.

La rabia en la ciudad y en el campo

La rabia es una enfermedad viral, que afecta el sistema nervioso central de los mamíferos, está presente en todo el mundo y se ubica en el lugar número 11 entre las enfermedades infecciosas en términos de mortandad humana. Esta enfermedad se presenta en dos formas: urbana y silvestre. En la rabia urbana los perros son los principales transmisores a la población humana. En la rabia silvestre los murciélagos que se alimentan de sangre (hematófagos) y otros mamíferos como zorros, zorrillos y mapaches, son los principales vectores. En América Latina, ambas formas son problemas importantes de salud humana y animal.

Fig. 1 Mapa de distribución del murciélago hematófago Desmodus rotundus y la rabia paralítica bovina en México modificado de SENASICA (http://www.senasica.gob.mx/default.asp?id=4407; último acceso 8 de Octubre del 2012.)

En México, el reservorio más importante de la rabia silvestre es el murciélago hematófago Desmodus rotundus o vampiro común. Esta especie ocupa el segundo lugar después de los perros como transmisor de la rabia a humanos y el primero como transmisor de la rabia al ganado, ocasionando considerables pérdidas económicas a nivel nacional. La vacunación masiva de perros y gatos ha reducido sustancialmente el número de casos de rabia urbana. Sin embargo, algunas autoridades de salud consideran que la rabia silvestre es una enfermedad re-emergente, porque tiene nuevos brotes o se presenta en lugares en los que no estaba anteriormente.

Murciélagos hematófagos y rabia. Lo que nos falta por saber.

Para entender y controlar enfermedades como la rabia es necesario conocer el ciclo de la enfermedad. Los modelos matemáticos son herramientas útiles para predecirlas y controlarlas. Estos modelos dependen de contar con información de campo que permita entender cuáles son los factores que favorecen la transmisión tanto entre distintas especies como dentro de las poblaciones de una misma especie. Sin embargo, los modelos todavía son limitados para los casos de murciélagos hematófagos y los brotes de rabia en ganado. Esto quiere decir, que aún desconocemos muchos aspectos de las características biológicas de D. rotundus, como cuándo se reproducen, cómo padece la enfermedad, y cómo se mueven los individuos enfermos.  Tampoco se conocen  las características ambientales que pueden favorecer los brotes, como son tipo y grado de perturbación del hábitat, patrones del clima, contacto con otras especies. Además desconocemos como es qué estos factores interactúan para promover la infección y transmisión tanto entre individuos de D. rotundus como a otras especies de murciélagos, ganado e incluso al ser humano.

¿Cómo lo averiguamos?

En nuestro laboratorio, hemos estado desarrollando un proyecto de investigación con la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia y la de Ciencias de la UNAM, para estudiar ampliamente la comunidad de murciélagos de cuevas en una región ganadera en el Noreste de Puebla. Uno de los objetivos de este proyecto es contribuir a entender los factores biológicos, ecológicos y antropogénicos que promueven el mantenimiento y diseminación de la rabia en comunidades de murciélagos. Como parte de este estudio interdisciplinario, investigamos la biología de D. rotundus y cómo interactúan los factores bióticos y abióticos con este murciélago hematófago y con otras especies de murciélagos no hematófagos. De esta manera esperamos conocer como la enfermedad es transmitida entre los individuos  y los factores que propician los brotes de rabia en la región.

Este estudio, hemos abordado el problema desde tres ángulos. Por un lado, estudiamos las condiciones de microclima dentro de las cuevas que atraen a los murciélagos hematófagos y la fidelidad que tienen sus colonias a estos refugios. Para tales fines, hemos marcado y seguido varias colonias a lo largo de un año. Por otro lado, estamos estudiando cómo se mueven los miembros de las colonias durante la noche y por donde buscan alimento. Así mismo queremos entender si las colonias cambian de refugios de un mes a otro. También estamos haciendo  experimentos para entender cómo es que D. rotundus selecciona sus refugios y si tiene preferencias. Por último, nos interesa saber cómo interactúan los murciélagos hematófagos con otras especies de murciélagos con los que comparten refugios. Esto nos ayudará a entender las posibles vías y condiciones de transmisión de la rabia entre diferentes especies de murciélagos Para esto estamos haciendo observaciones en cuevas y en refugios artificiales.

Figura 2. Individuo de Desmodus rotundus con un radio transmisor que permite identificar sus patrones de movimiento (foto Amy Gilbert).

En Estados Unidos y Europa los patrones de propagación de la rabia han sido descritos con base en modelos matemáticos que usan información obtenida en el campo de poblaciones de especies reservorio, principalmente zorros y zorrillos. En México el principal vector es  D. rotundus. Por lo que el objetivo de nuestro trabajo es entender la dinámica de la enfermedad a escala de paisaje proporcionando conocimiento específico del comportamiento del reservorio. Es así que esperamos entender qué efecto pueden tener características ambientales y de paisaje para favorecer que la infección se propague en el medio silvestre.

 Este proyecto ejemplifica los esfuerzos de investigación del laboratorio en donde se conjuntan diferentes disciplinas (biología, ecología, epidemiologia, biología y medicina de la conservación) para no solo entender los procesos de la vida, sino ofrecer soluciones a problemas del país contribuyendo a su desarrollo, siempre aportando a la conservación del patrimonio natural del país.

Lecturas recomendadas

Acha, P.N. y B. Szyfres. 2003. Zoonoses y enfermedades transmisibles comunes al hombre y a los animales. 3a ed. Organización Panamericana de la Salud, Washington.

Schneider, M.C., P. C. Romijn, W. Uieda, H. Tamayo, D. F. da Silva, A. Belotto, J. B. da Silva y L. F. Leanes. 2009. Rabies transmitted by vampire bats to humans: an emerging zoonotic disease in Latin America? Rev. Panam. Salud Pública 25: 260–269.

Velasco-Villa, A. y V. Souza. 2012. ¿Muerto el perro se acabo la rabia? La rabia en México, perros y animales silvestre? OIKOS 07/11 (http://web.ecologia.unam.mx/oikos-igual/index.php?option=com_content&view=article&id=69&Itemid=76)

Vos, A., C. Nunan, D. Bolles, T. Müller, A. R. Fooks, N. Tordo y G. M. Baer. 2011. The occurrence of rabies in pre-Columbian Central America: an historical search. Epidemiology and Infection 139: 1445-1452.

World Health Organization. 2000. World Survey of Rabies No. 34 for the Year 1998. World Health Organization, Geneva.