Texto y fotografía por: Francisco Perera

Hasta que tomé esta fotografía, nunca me había dado cuenta de lo compleja y detallada que podía ser la morfología de un organismo. Es decir: sé bien que los animales, plantas y otros organismos con los que hoy compartimos el planeta son el son resultado de millones de años de adaptación. Sin embargo, nunca había meditado estos pensamientos en un organismo en específico hasta que sostuve en mis manos a un murciélago frutero de Jamaica (Artibeus jamaicensis) en medio de la noche bajo el dosel de la selva de la isla de Cozumel.

El murciélago frutero de Jamaica es una especie de hábitos nocturnos ampliamente distribuida en los ecosistemas tropicales del Nuevo Mundo. Se le puede encontrar desde el norte de México hasta Ecuador y Colombia, en América del Sur. También se le encuentra en las islas del Caribe, así como en las Antillas Mayores y Menores. Como su nombre común lo indica, el murciélago frutero de Jamaica es principalmente frugívoro y se alimenta de una gran variedad de frutos, esparciendo sus semillas y prestando así el importantísimo servicio ecosistémico del mantenimiento de los bosques y selvas donde habita.

Uno de los principales rasgos que noté mientras observaba a este animal tan curioso en el sotobosque fue la puntiaguda hoja nasal, sumamente estilizada, que decora su rostro. Esta especie pertenece a la familia de los murciélagos nariz de hoja del nuevo mundo (Phyllostomidae, del griego φῠ́λλον (phúllon, hoja) y στόμᾰ (stóma, boca)). Este apéndice resulta fundamental, ya que junto con sus orejas triangulares le permite ecolocalizar para alimentarse y esquivar los múltiples obstáculos de la selva durante el vuelo nocturno. Su pelaje es gris pero sumamente suave, algo que no esperaba encontrarme en un animal con una reputación como la que tienen los murciélagos. Finalmente, creo que lo que más me sorprendió de este animal fue la membrana de sus alas: es suave y muy delgada, y tiene una apariencia tan frágil que uno supondría que el roce de cualquier rama podría rasgarla por completo. No obstante, esta suposición se derrumba por completo en el momento en que el murciélago emprende el vuelo, la potencia y el empuje que logra con sus alas es fascinante y un tanto difícil de explicar. La membrana alar esta conformada en gran parte por fibras de elastina y colágeno, moléculas proteicas que le confieren elasticidad y resistencia.

Sin duda alguna ésa fue una noche y una experiencia que nunca olvidaré. La manera en la que veo ahora a los murciélagos cambió para siempre. Para mí ya no son sólo el único mamífero volador o algo que se asemeja a un ratón con alas. Ahora comprendo que son una obra maestra de la evolución, refinada a través del tiempo para conquistar los cielos nocturnos y convertirse en amos de la noche.

Un Artibeus jamaicensis, amo de la noche y mi primer murciélago.

Referencias:

  • https://www.batcon.org/bat/artibeus-jamaicensis/
  • http://blogs.ciencia.unam.mx/lahuella/2015/05/04/murcielagos-de-mexico-artibeus-jamaicensis/
  • http://www.crbio.cr:8080/neoportal-web/species/Artibeus%20jamaicensis https://
  • www.naturalista.mx/taxa/40991-Phyllostomidae
  • Swartz, S. M., Groves, M. S., Kim, H. D., & Walsh, W. R. (1996). Mechanical properties of bat wing membrane skin. J. Zool, 239, 357-378.