Texto por Paulina Arroyo Gerala

Una de las especies mexicanas de félidos que habitan en nuestro país es el ocelote Leopardus pardalis. Su nombre común deriva del náhuatl ocelotl que significa jaguar, sin embargo, este gato es muy diferente al gran félido de América. Aunque ambos presentan manchas como rosetas, estos difieren en su coloración y tamaño. Los jaguares presentan una coloración anaranjada-rojiza y son de mayor talla entre 1.5 a 2 metros, mientras que el ocelote tiene una coloración amarilla-grisácea y es del tamaño de una cría de jaguar.

El ocelote es un depredador de las selvas tropicales, selvas secas y matorrales. Se alimenta principalmente de presas medianas a pequeñas como son roedores y algunos reptiles. Las manchas en su pelaje le dan la ventaja de ser poco visibles entre la vegetación y así sorprender y atacar a sus presas.

Como todos los depredadores son de gran importancia para el funcionamiento de su hábitat pues controlan las poblaciones de herbívoros. Desgraciadamente esta especie se encuentra clasificada en peligro de extinción en México de acuerdo a la NOM-059-(SEMARNAT-2010) que enlista a las especies con una categoría de riesgo. Entre las principales causas que amenazan a la especie son la pérdida y fragmentación de hábitat, así como la caza furtiva debido a la belleza de su pelaje.

Una de las curiosidades culturales de esta especie es que el pintor surrealista Salvador Dalí atraído por la belleza de esta especie, tuvo uno como mascota al que nombró Babou y aseguraba haberlo obtenido legalmente.

pelaje

Figura 1. Pieles de la Colección Nacional de Mamíferos A la izquierda la piel de un jaguar; a la derecha un ocelote