Investigadores de la Universitat Jaume I de Castellón, España, plantean un cambio de paradigma con importantes aplicaciones médicas con respecto de la dopamina. En efecto, la extendida creencia de que la dopamina regule el placer podría pasar a la historia ante los últimos avances científicos sobre la función que cumple este neurotrasmisor y que demuestran que en realidad regula la motivación, provocando que los individuos se pongan en marcha y perseveren para conseguir algo ya sea positivo o negativo.

Los estudios realizados en los últimos años demuestran que se libera dopamina tanto por sensaciones placenteras como por estrés, dolor o pérdidas. Lo que enseña que la sustancia es tan implicada en lo negativo como en lo positivo.

En particular, se han revisado con detenimiento los estudios realizados con roedores. Y se ha demostrado que un animal con unos niveles normales de dopamina se esfuerza para conseguir una recompensa más valiosa a pesar de poder acceder sin ningún trabajo a una menos valiosa. Sin embargo, si se reducen los niveles de dopamina, el animal toma únicamente el alimento o la recompensa que no le supone esfuerzo y renuncia a alcanzar otra más valiosa. En el caso de la adicción, la dopamina está elevada durante el esfuerzo anticipado que un animal tiene que hacer hasta conseguir la droga. “No está regulando lo que el animal siente cuando toma la droga, si no que está provocando que persevere hasta conseguirla”. Los resultados de este nuevo trabajo, publicados en la revista “Neuron” podrían ser aplicados tanto en patologías relacionadas con la falta de motivación y la fatiga mental, como en aquellas en las que existe una motivación y perseverancia excesiva, como las adicciones.

Fuente: UJI
Boletín original:  detall&id_a=31319177