Texto por: Carlos Delgado-Martínez

Muchas personas están haciendo lo que pueden. Pero el verdadero éxito sólo puede producirse si hay un cambio en nuestra sociedad y en nuestra economía y en nuestra política.
David Attenborough


En los últimos años, hemos escuchado constantemente en los medios de comunicación que nuestro planeta está sufriendo cambios ambientales. Algunos de estos son el acelerado incremento en la temperatura global y la pérdida de los ecosistemas. Dichas transformaciones ponen en riesgo la existencia de muchas especies, entre ellas la nuestra. Para reducir o evitar estas consecuencias, hay personas que desarrollan su vida profesional alrededor de la conservación de la biodiversidad.

La conservación de la biodiversidad implica proteger, rescatar y ampliar nuestro conocimiento de los diferentes niveles de la biodiversidad, pero también busca que las personas tengan una vida digna. Asimismo, es la forma de lograr un ambiente saludable para la humanidad. Estas acciones se engloban en la Biología de la Conservación, que surge en la década de 1980 como una nueva rama de la Biología que involucra a disciplinas sociales (en el área de humanidades) y biológicas (en el área científica). Se crea en respuesta a los problemas que enfrenta la biodiversidad por las actividades humanas. Esta disciplina se encarga de buscar soluciones para conservar la diversidad biológica, a la vez que promueve el desarrollo de la sociedad de una manera sustentable donde la interacción entre el hombre y la naturaleza no sea destructiva.

El trabajo de los biólogos de la conservación no solamente se limita al aspecto académico, como el desarrollo de algún proyecto, la publicación artículos científicos y la formación de nuevos profesionales, sino que también implica la labor con las comunidades humanas que están en contacto directo con la biodiversidad. Así mismo, estos científicos están en posición de aportar opiniones fundamentadas y trabajar con el sector gubernamental, para contribuir en la toma de decisiones sobre política ambiental.

Algunas personas dedican su vida a conservar la biodiversidad de México. Por ejemplo, en el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres, el Dr. Rodrigo Medellín tras más de 20 años de constantes esfuerzos logró que el murciélago magueyero menor (Leptonycteris yerbabuenae) dejara de ser una especie amenazada en el territorio mexicano, sin duda es un logro con el que pocas personas cuentan; también está la M. en C. Valeria Towns, quien pasa semanas enteras dentro de la Selva Lacandona monitoreando las distintas especies de mamíferos terrestres. Fuera de éste laboratorio también se pueden mencionar personas dedicadas a la conservación, como el Dr. Francisco Botello, con su gran labor en la conservación del tapir (Tapirus bairdii) en el estado de Oaxaca con la Asociación Civil Conbiodes. Quienes estamos interesados en esta rama de la biología, aspiramos a seguir su ejemplo y hacer todo lo que ellos hacen, y sin duda para muchos, se han convertido en un ejemplo a seguir.

Si tienes algún primo, hermano o un conocido que ha decidido dedicarse a conservar la biodiversidad, no lo taches de loco o hippie, porque ellos son los que probablemente lograrán que en los años por venir los tapires, pecaríes y jaguares sigan dejando sus huellas en las selvas de México.

A menos que alguien como tú se interese de verdad, nada va a mejor jamás

Dr. Seuss