Texto por Valeria Towns

La Selva Lacandona ya tiene un lugar en la historia, y su mención nos recuerda de un conflicto en el pasado, pero los conflictos en esta zona no son cosa del pasado. A finales de mayo del 2014 aparecieron noticias relacionadas con la Selva Lacandona, pero quedaron muchas preguntas básicas por responder. ¿Qué está ocurriendo verdaderamente en la Selva Lacandona? y ¿Cuál es la solución al conflicto? Para responder la primera, necesitamos conocer la historia de la región. Para responder la segunda, tenemos que comprender los diversos intereses que constriñen encontrar una solución a este conflicto.

La región que hoy se conoce como Selva Lacandona, se localiza al oriente del estado de Chiapas. Se extiende al norte del estado donde es delimitado por el río Tulijá. En el sur, hacia la frontera con Guatemala, el límite es marcado en gran parte por el río Usumacinta.

La Selva Lacandona es el área más grande de selva tropical húmeda de México. (Foto por Maripaula Valdés Bérriz)

La Selva Lacandona es el área más grande de selva tropical húmeda de México. (Foto por Maripaula Valdés Bérriz)

¿Por qué es tan importante?

En términos biológicos, la Selva Lacandona es el área más grande de selva tropical húmeda de México. Junto con la región de Calakmul, en Campeche, y la del Petén, en Guatemala y Belice, forma el mayor macizo de bosque tropical en Mesoamérica.

La Selva Lacandona concentra el 43% de la flora de Chiapas y el 19% de la flora de todo México. Es de las pocas zonas que mantiene poblaciones silvestres de árboles maderables y otras plantas con importancia económica, por ejemplo, cedro, caoba, vainilla y cacao. Además, en ésta podemos encontrar especies amenazadas o en peligro de extinción como: 65 especies de aves, 27 especies de mamíferos y 18 especies de reptiles; entre ellas animales emblemáticos como el jaguar, el tapir, el pecarí de labios blancos, la guacamaya roja, la tortuga blanca y el águila arpía. Además, esta selva produce cerca del 30% del agua dulce del país. Los ríos y arroyos que surcan la selva llevan una importante cantidad de nutrientes que al desembocar en el golfo, mantienen a las pesquerías.

La guacamaya roja (Ara macao) es una de las especies emblemáticas que se pueden observar en la Selva Lacandona. (Foto por Maripaula Valdés Bérriz)

La guacamaya roja (Ara macao) es una de las especies emblemáticas que se pueden observar en la Selva Lacandona. (Foto por Maripaula Valdés Bérriz)

Un poco de historia

Los mayas del período clásico habitaron la Selva Lacandona hace más de 900 años, antes de migrar a la península de Yucatán. Las hipótesis más recientes proponen que la sobrepoblación y la pérdida de recursos obligaron a sus habitantes a migrar hacia la región del Caribe. Cuando los encontraron los españoles allí, empezó el éxodo de regreso a la Lacandona. Éstos son los ancestros de las actuales comunidades indígenas de la etnia Lacandona.

A finales de 1800 y principios del 1900, la Lacandona seguía siendo una tierra de salvajes. Sólo algunos se atrevían a surcar sus caudalosos y traicioneros ríos en busca de los colosos de madera, las caobas y los cedros. Para 1940, simultáneo al ataque de las empresas madereras, ocurrió un nuevo éxodo de indígenas choles y tzeltales, que se refugiaron de la explotación en las fincas de las serranías chiapanecas. Con el tiempo, estas dos comunidades indígenas se repartieron la tierra, y sumados a los indígenas Lacandones, integraron la actual Comunidad Zona Lacandona (CZL).

En los setenta, comenzó la colonización por mestizos de todo el país, que fueron dotados de tierra por el gobierno federal, principalmente en los municipios de Marqués de Comillas y Maravilla Tenejapa. En 1972, se decretó el área de la que serían poseedores los comuneros de la CZL, 600 mil hectareas las cuales se subdividieron internamente. En 1978 se decretó la Reserva de la Biósfera Montes Azules (RBMA) sobre una parte de los terrenos comunales correspondientes a la Comunidad Zona Lacandona.

El Río Lacantún es el límite sur y sureste de la Reserva de la Biosfera Montes Azules (RBMA). En la foto, el municipio Marqués de Comillas se encuentra a la izquierda y la RBMA a la derecha. La selva en el municipio Marqués de Comillas a sido reducida a fragmentos en una matriz de agricultura, pastizales para ganadería y cultivos de palma de aceite. (Foto por Maripaula Valdés Bérriz)

El Río Lacantún es el límite sur y sureste de la Reserva de la Biosfera Montes Azules (RBMA). En la foto, el municipio Marqués de Comillas se encuentra a la izquierda y la RBMA a la derecha. La selva en el municipio Marqués de Comillas a sido reducida a fragmentos en una matriz de agricultura, pastizales para ganadería y cultivos de palma de aceite. (Foto por Maripaula Valdés Bérriz)

Hacia mediados de los noventa, los Zapatistas ubicaron sus comunidades independientes (caracoles) en la zona de Las Cañadas dentro de la región Lacandona, pero fuera de la Comunidad Zona Lacandona. Durante ese periodo muchas otras comunidades se guarecieron en la Lacandona; los refugiados guatemaltecos; las desplazadas por conflictos religiosos (en la zona predominan las religiones cristianas, evangélicas y protestantes); las de asociaciones rurales independientes (ARIC); las de la gente que -como diría Jan de Vos- “estaban en la búsqueda de la necesidad, del sueño por sembrar”. Y se sembraron tantos sueños que ahí empezó el batidero.

Algunas de las comunidades establecidas posteriormente a las reparticiones y decretos de los setenta, fueron regularizadas y reconocidas como legítimas poseedoras de la tierra. Algunas fuera de los terrenos de la CZL y algunas dentro de la comunidad; por las cuales el gobierno pagó una indemnización de 120 millones de pesos repartidos a cada comunero.

Este conflicto agrario añejo, llevó a la pérdida de más de un millón doscientas mil hectáreas de selva alta. Por ello, se decretaron siete Áreas Naturales Protegidas (ANP) en la región, cuya integridad debe ser velada, y donde el conflicto deja de ser agrario y se torna de índole ambiental.

Últimamente…

Comenzó nuevamente a escucharze ruido sobre la Selva Lacandona cuando el día 29 de abril se publicaron una serie de notas que aseguraban que la M. en C. Julia Carabias Lillo, quien labora en la región, había sido secuestrada. La noticia no sería confirmada hasta el 10 de mayo, cuando la profesora de la UNAM narró en el periódico Reforma la crónica de su secuestro.

De manera simultánea ocurrieron otros dos eventos en la región. Primero, el 24 de abril, las autoridades de la CZL firmaron un acuerdo de cesión de tierras a tres comunidades asentadas de manera irregular dentro de las tierras de los CZL, pero también dentro de la Reserva de la Biosfera Montes Azules. Después, el 29 de abril, se llevó a cabo, de forma fallida, la asamblea para elegir a las nuevas autoridades de la CZL.

Históricamente, según los estatutos internos de la CZL, el presidente de bienes comunales ha sido un indígena Lacandón y las elecciones se han llevado a cabo en poblados Lacandones. Al fallar la primera asamblea el 29 de abril, se convocó a una segunda asamblea el 19 de mayo en el poblado de Nueva Palestina, una comunidad Tzeltal. Los Lacandones no asistieron dado que esto está en contra de sus costumbres y los estatutos. Como resultado, en dicha asamblea se eligió primera vez en la historia de la comunidad (CZL) a un indígena Tzeltal como representante del CZL. Hoy en día, Emilio Bolom es el Presidente de Bienes Comunales de la CZL.

El conflicto es agrario y ambiental

Cuando se regulariza un asentamiento dentro de la propiedad de la Comunidad Zona Lacandona, el gobierno puede indemnizar a sus poseedores y solucionar un conflicto agrario. Por otro lado, cuando se regulariza un asentamiento dentro de un Área Natural Protegida se violan las leyes ambientales, y se vulnera el patrimonio natural de los mexicanos.

La cesión de tierras a los asentamientos irregulares, particularmente dentro de la RBMA, es un tema complejo y politizado. Estos poblados irregulares tienen más de 20 años en la zona, pero su establecimiento es posterior al decreto del ANP, y por ello, el gobierno mantiene la postura de no regularización, ni indemnización. Como resultado, al ser poblados irregulares, no cuentan con servicios públicos básicos como escuelas y clínicas de salud.

Esta imagen satelital (Mapa 1) nos muestra de forma indirecta la pérdida de las selvas en el área. Las zonas que se observan en tonos verde oscuro son sitios donde la vegetación es densa y la selva conservada. Los tonos verde claro generalmente indican sitios deforestados. El mapa (Mapa 2) nos muestra la extensión de la Selva Lacandona y de la Reserva de la Biosfera Montes Azules (RBMA). Podemos observar que las áreas de la Selva Lacandona que se mantienen conservadas se encuentran principalmente dentro de la RBMA. También se puede observar que algunas zonas en el norte de la RBMA han sido deforestadas, probablemente el resultado de los asentamiento irregulares mencionados en el texto. (Mapa 1 obtenido de Google Maps; Mapa 2 modificado de Guevara et al. 2014)

Esta imagen satelital (Mapa 1) nos muestra de forma indirecta la pérdida de las selvas en el área. Las zonas que se observan en tonos verde oscuro son sitios donde la vegetación es densa y la selva conservada. Los tonos verde claro generalmente indican sitios deforestados. El mapa (Mapa 2) nos muestra la extensión de la Selva Lacandona y de la Reserva de la Biosfera Montes Azules (RBMA). Podemos observar que las áreas de selva que se mantienen conservadas se encuentran principalmente dentro de áreas protegidas. (Mapa 1 obtenido de Google Maps; Mapa 2 modificado de Guevara et al. 2014)

La disputa interna continúa hasta la fecha. El nuevo Presidente de los Bienes Comunales y sus allegados, están a favor de la regularización de poblados dentro de la Reserva de la Biósfera de Montes Azules. Culpan de intereses ocultos a los investigadores y ONGs que trabajan en la región; por ejemplo, de bioprospección que es la investigación de la naturaleza con el propósito de encontrar beneficios con valor comercial. Tampoco aceptan los esquemas de apoyo a la conservación como el pago por servicios ambientales. Sin duda, esta posición política perjudica la permanencia de los ecosistemas naturales de la región. Además, son un claro ejemplo de la paradoja existente entre el conflicto agrario y ambiental, entre el desarrollo y la conservación, que se refleja en muchas otras ANP del país. Por ello, es indispensable modificar el paradigma y demostrar que el cambio de uso del suelo y la transformación de los ecosistemas naturales no necesariamente mejora las condiciones de vida de sus habitantes ni ofrece mejores oportunidades.

La productividad de la región está íntimamente ligada al estado de conservación de los ecosistemas y a las dinámicas ecológicas que ahí acaecen. De perderse o fragmentarse este territorio, los procesos evolutivos y ecológicos que ocurren en la selva se verán afectados y con ello los servicios ambientales que la selva provee. Hoy en día, ademas del conflicto agrario y de intereses que se vive en la región. La falta de oportunidades para los jovenes que demandan tierras; la tentativa de la desaparición de los esquemas de pagos por servicios ambientales; las reestructuraciones ejidales (en particular la parcelación de las zonas de uso común); la inversión en ganadería extensiva y el cultivo de palma de aceite; son incentivos indirectos que amenazan la integridad y permanencia de este relicto de selva, único en el pais por su diversidad y estado de conservación.

En un mundo donde el crecimiento poblacional y el consumismo son ejes rectores del desarrollo, la pérdida de ecosistemas y biodiversidad serán una consecuencia inevitable. Contrario a esto, el buscar alternativas que sean compatibles con la conservación, nos obligará a cambiar la relación que tenemos con los ecosistemas que, como la Selva Lacandona, tienen el potencial de proveer servicios ambientales, así como productos para el consumo humano. Los ecosistemas bien conservados pueden generar un ingreso adicional para las poblaciones locales y a la economía nacional. Para quienes nos dedicamos a la conservación de la naturaleza y el desarrollo sustentable, necesitamos demostrar que estos esquemas de manejo de los recursos y los ecosistemas promueven el bienestar de quienes habitan en ellos más que su explotación indiscriminada. El reto es lograrlo sin que se comprometa la integridad de una de las regiones con mayor importancia biológica, cultural, escénica y proveedora de servicios ambientales para México.

Mapa 2 modificado de:

Guevara, L., Sánchez-Cordero, V., León-Paniagua, L., & Woodman, N. 2014. A new species of small-eared shrew (Mammalia, Eulipotyphla, Cryptotis) from the Lacandona rain forest, Mexico. Journal of Mammalogy, 95(4), 739-753.