Texto y foto por J. Antonio de la Torre

Es sorprendente la diversidad de formas vivientes que podemos encontrar en las selvas de México. Para mí una de las criaturas más asombrosas que he encontrado en el campo es el sapo cavador o el sapo mexicano de madriguera (Rhinophrynus dorsalis). Esta especie de anuro se distribuye en ecosistemas húmedos desde el sureste de Texas hasta Costa Rica. Los adultos se alimentan principalmente de termitas y hormigas. Lo curioso de esta especie es que pasa la mayor parte de su tiempo enterrada, y sólo emergen en las primeras lluvias para reproducirse. Por esto los pobladores de algunas comunidades de la Lacandona tienen la creencia de que estos sapos caen del cielo con los rayos que anuncian la llegada de la lluvia. Si alguna vez caminas por la selva en sitios inundables durante la noche, es posible que escuches a los machos emitiendo un fuerte sonido como uooooooo. Este canto es muy particular y se puede escuchar a grandes distancias, por esta razón el nombre maya para esta especie es “uo”. Cuando comienzan las lluvias los lacandones buscan a estos sapos en las charcas o sitios inundables para comerlos, ya que los consideran un manjar. Lo curioso es que los lacandones pueden recolectar una gran cantidad de sapos en costales y, por su adaptación para vivir enterrado durante largas temporadas, los pueden guardar en cajas con tierra durante mucho tiempo. Entonces cuando los Lacandones tienen antojo de un caldo de “uo”, sólo les basta con sacar algunos de la caja y cocinarlos.

Rhinophrynus dorsalis o sapo mexicano de madriguera encontrado en la Selva Lacandona. Foto por J. Antonio de la Torre

Rhinophrynus dorsalis o sapo mexicano de madriguera encontrado después de las primeras lluvias en la Selva Lacandona. Foto por J. Antonio de la Torre