Texto y foto por Marina Rivero

Una de las grandes recompensas del trabajo de campo es poder conocer a los habitantes de un ecosistema. Trabajando o descansando, nunca falta el encuentro cara a cara con alguna flor sorprendente o un bicho extraordinario. Un ejemplo son los longicornos (Familia Cerambycidae). De formas y colores muy diversos, estos escarabajos, o Coleópteros, tienen como característica principal unas antenas muy largas. En México, existe un gran número de especies y una de las más comunes vive en las selvas tropicales. El longicornio arlequín (Acrocinus longimanus) se distingue porque las patas delanteras son muy largas lo que le da su nombre científico, y también porque tienen un patrón de manchas de color rojo, negro y amarillo, que es el que le da su nombre común. Los machos pueden medir de 3 a 7 cm, y sus patas delanteras pueden llegar a medir el doble del largo de su cuerpo. Las larvas de este grupo son xilófagas, es decir que se alimentan de madera muerta de diversas especies de árboles, por lo que su papel en el ecosistema es contribuir a reciclar materia orgánica. Infestan los árboles normalmente cuando ya están muertos y por lo tanto no son plagas. Por sus hábitos son importantes para los ciclos de nutrientes y el mantenimiento de la productividad de las selvas tropicales. Aunque se conoce muy poco sobre su ciclo de vida, esta especie es bastante común y por lo tanto no está considerada como amenazada.

El longicornio arlequín es presa de una variedad de aves, reptiles y hasta ranas. La corteza de árboles de los higos silvestres, de los cuales algunos son amates o mata palo, es preferida por estos escarabajos para poner sus huevos. Los frutos de estos árboles son un recurso alimenticio muy importante en el bosque, y son consumidos por una variedad de vertebrados frugívoros como aves y murciélagos. En un viaje reciente a la Selva Lacandona capturamos algunos ejemplares de estos escarabajos mientras poníamos redes de niebla para murciélagos. Esto es común en una jornada de trabajo nocturna en la selva ya que estos escarabajos frecuentemente vuelan en las noches. Es una muestra más de la gran diversidad de este bosque tropical y las complicadas interacciones de sus habitantes.

El longicornio arlequín (Acrocinus longimanus) es un componente importante en los procesos de reciclaje de materia orgánica en los bosques tropicales en Mexico y Centro América. (Foto por Marina Rivero)

El longicornio arlequín (Acrocinus longimanus) es un componente importante en los procesos de reciclaje de materia orgánica en los bosques tropicales en Mexico y Centro América. (Foto por Marina Rivero)

Lectura adicional

Latin American Insects and Entomology

http://books.google.com.mx/books?id=3CTf8bnlndwC&pg=PA283&lpg=PA283&dq=Acrocinus+longimanus+fig+trees&source=bl&ots=88iG4EDnET&sig=pgQlO6BEVpSN06xVax4B7m4g36g&hl=en&sa=X&ei=tsB3U_29N4yKqAactYKoAg&ved=0CEYQ6AEwBA#v=onepage&q=Acrocinus%20longimanus%20fig%20trees&f=false

An Inordinate Fondness for Beetles

http://books.google.es/books?id=ZZ_hfpMo8oAC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false