En México los jaguares viven desde las selvas tropicales de la Península de Yucatán y de Chiapas, hasta los matorrales xéricos o desérticos, del norte del país en los estados de Sonora y Nuevo León. El jaguar recientemente ha sido registrado en los estados de Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Estado de México, Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas, San Luís Potosí, Querétaro, Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Campeche y Quintana Roo, esto quiere decir que se han visto animales o rastros de cualquier tipo, e incluso que han sido
cazados de manera ilegal.

Los jaguares son de los felinos más grandes del mundo, solamente superados por los tigres y los leones. El jaguar es una de las especies emblemáticas de nuestro país, pero se encuentra en peligro de desaparecer del medio silvestre si no tomamos las medidas adecuadas para asegurar su conservación en este mismo instante. Debido a esto el jaguar o Panthera onca, es una de las especies que hoy recibe mayor atención en los programas de conservación de México. Uno de estos programas tiene como objetivo el evaluar la condición de conservación en la que se encuentran sus poblaciones remanentes a nivel
nacional. Este proyecto, denominado CENJAGUAR, es un esfuerzo de trabajo de varios laboratorios del Instituto de Ecología, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas,  la Comisión Nacional Para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad, así como de otras instituciones académicas y organizaciones no gubernamentales mexicanas. Con  este proyecto sabremos en dónde hay jaguares y en que condición se encuentran las poblaciones importantes de México. Además podremos determinar las áreas prioritarias para la conservación de esta especie en el país así como identificar y promover la conservación de los sitios que sirvan como corredores que conecten a estas áreas prioritarias.

Vista del río Lacantún, el cual es el borde de la Reserva de la Biosfera Montes Azules en su parte sur.

Una de las poblaciones de jaguar más importante en México se encuentra en la Selva Lacandona, Chiapas. Desde el año 2001 nuestro laboratorio lleva a cabo diversos proyectos de investigación en esta región enfocados en los jaguares. En 2007 iniciamos un estudio con la finalidad de determinar cuántos de estos animales podría haber en la región de la Lacandona, con la idea de que con esta información recomendar y promover diferentes tareas para conservar a la población. Este estudio lo realizamos en el sur de la Reserva de la Biosfera Montes Azules y en el utilizamos el método de foto-trampeo, el cual consiste en colocar de 30 a 40 cámaras que son activadas automáticamente por un sensor de movimiento. Las cámaras cubrieron un área aproximada de 100 km². De esta manera tomamos fotografías de los jaguares que habitan en la zona, así como de las demás
especies presentes, incluyendo algunas que les sirven de alimento. Las fotografías son una herramienta que podemos usar para reconocer a los animales que transitan por la zona, pero también sirve para ayudarnos a distinguir a cada jaguar por su patrón de manchas, ya que éstas son como una huella digital, en ningún jaguar es igual.

Instalación de una trampa cámara en la selva.

Mediante el estudio de foto-trampeo, determinamos que en la región, hay de dos a cinco jaguares por cada 100 km² de selva. Posteriormente, extrapolamos estos números a la cobertura de selva que cubren las diferentes Áreas Naturales Protegidas (ANP) de la región Lacandona. Estos datos nos arrojaron que, en las condiciones en las que se encuentran ahora estas ANP, podría proteger de 62 a 168 jaguares (en promedio 115).

Ahora, sabemos que las reservas de la Lacandona protegen a una de las poblaciones más importantes de jaguares y que su conservación es de vital importancia para la sobrevivencia de la especie en México. En nuestro estudio calculamos además, la probabilidad de sobrevivencia de la población usando modelos matemáticos conocidos como modelos de viabilidad de poblaciones y, para el promedio de 115 jaguares que calculamos para esta población, encontramos que la de la Selva Lacandona tendría una probabilidad muy alta de extinguirse en los próximos 100 años.

Los modelos de viabilidad de poblaciones que usamos permiten estimar la probabilidad de persistencia de una especie con base en el tamaño poblacional y datos demográficos pero, al mismo tiempo incorporan factores estocásticos o aleatorios, como huracanes ó cambio climático, que pudieran afectar que esta población persista en un lugar determinado. Bajo este escenario, consideramos que el siguiente paso a seguir es asegurar que la población de jaguares de la región que estudiamos esté conectada a través de los corredores. De esta manera esperamos minimizar los factores aleatorios para que sobreviva la especie.

Dos capturas fotográficas un mismo jaguar. En las fotografías se muestran ampliadas algunas rosetas donde se puede apreciar detalladamente que el patrón de manchado es el mismo, de esta manera se identificaron a los jaguares individualmente.

Los corredores permiten que las poblaciones de jaguares mexicanos estén en contacto con las de zonas adyacentes en la región que se conoce como la Selva Maya. Ésta última incluye a la Sierra El Lacandón de Guatemala, Calakmul, en México y El Petén en Guatemala y Belice.  Nuestro trabajo en la región ahora se está enfocando en determinar cuales serían los corredores más importantes por donde los jaguares podrían pasar de una población a otra. Por ejemplo, el área que aparentemente mantiene la conexión de la Selva Lacandona con el resto de la Selva Maya es la Reserva Comunal Sierra la Cojolita. Esta reserva fue establecida por acuerdo comunitario por la Comunidad Lacandona, la cual esta formada por un grupo de indígenas Lacandones, Choles y Tzeltales. Nuestro objetivo es asegurar que está área se conserve a largo plazo, para garantizar la persistencia de los jaguares de la Selva Lacandona, así como de otras muchas especies que viven en la región.

El proceso de trabajo científico es clave para identificar de manera cuidadosa, las mejores condiciones para la sobrevivencia de una especie como la del jaguar. Así mismo, permite llevar a cabo las negociaciones  necesarias para que las comunidades y gobiernos involucrados logren los mejores acuerdos que beneficien a todos: a los ecosistemas, a las poblaciones de fauna y flora, y a los pobladores de la región.

Video de la instalación de una trampa cámara y un jaguar.

J. Antonio de la Torre