Más del 38 % de las poblaciones de loros tropicales del continente americano -Neotrópico- está en declive por el impacto de la actividad humana, según un estudio científico publicado en la revista Biological Conservation por un equipo internacional en el que participa Juan Carlos Guix, colaborador del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona.

Actividad humana o la principal amenaza

La captura para el comercio local e internacional es una de las amenazas principales sobre estas aves tropicales. / Fotografía: Igor Berkunsky – Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires / UB

La captura para el comercio local e internacional y la pérdida del hábitat natural son las amenazas principales sobre estas aves tropicales del orden Psittaciformes, según el artículo dirigido por los expertos Igor Berkunsky (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires) y Juan Masello (Universidad Justus Liebig, Alemania). En la investigación colaboran un total de 101 expertos de 76 instituciones y organizaciones no gubernamentales, que han podido determinar las principales amenazas que afectan a 192 poblaciones de 96 especies de loros neotropicales en veintiún países.

De la captura de mascotas a la extinción

Dr. Juan Carlos Guix / Fotografía: Universidad de Barcelona.

La captura para el tráfico de mascotas ha sido una de las principales amenazas para la conservación de los loros silvestres. De 1980 a 1990, millones de individuos fueron capturados en el Neotrópico e importados a los Estados Unidos, Europa y Asia. Esta extracción intensiva de loros pudo ser la causa del declive y la extinción local de muchas especies, como podría ser el caso del guacamayo de Spix. En el continente africano, el tráfico de loros grises africanos ha jugado un rol principal en su virtual eliminación de Ghana y otras regiones de África. En la actualidad, algunas de las especies más amenazadas en Brasil son el guacamayo de Spix (Cyanopsitta spixii) y la amazona brasileña (Amazona brasiliensis). Especies como la cotorrita del sol (Aratinga solstitialis) y la cotorrita dorsinegra (Touit melanonotus) se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad por el reducido tamaño de sus poblaciones.

De 1980 a 1990, millones de individuos fueron capturados en el Neotrópico e importados a los Estados Unidos, Europa y Asia. / Fotografía: Igor Berkunsky – Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires / UB

En el ámbito de la protección, la Ley de Conservación de Aves Silvestres (Wild Bird Conservation Act, 1992) impulsada por Estados Unidos y la prohibición permanente del tráfico de aves silvestres por parte de la Unión Europea (2007) han contribuido a reducir el tráfico internacional en grandes mercados. Sin embargo, Sudamérica, el Sudeste Asiático y Oriente Medio continúan jugando hoy día un rol principal en el tráfico legal e ilegal. Algunos países del Neotrópico han reforzado su legislación para proteger los loros silvestres, como es el caso de México y Nicaragua. No obstante, en Bolivia, Brasil, México y Perú se mantienen unos niveles preocupantes de tráfico local.

Cuando el hábitat natural desaparece

Los expertos alertan que sería preciso dotar de más recursos a la lucha contra el comercio ilegal de loros silvestres./ Fotografía: Igor Berkunsky – Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires / UB

La actividad agrícola, la tala selectiva y otras actividades de origen antrópico han alterado el hábitat natural de estas especies, que se ven afectadas por un promedio de diez tipos de amenazas diferentes. Esta situación pone en peligro el 38 % de las poblaciones de Psittaciformes neotropicales, pero el escenario real podría ser todavía peor de lo que se ha evaluado, alertan los expertos.

Tal como explica Juan Carlos Guix, «sería preciso impulsar acciones destinadas a la protección efectiva de los hábitats y las áreas naturales protegidas». En paralelo, «también convendría realizar programas sociales y educativos con las poblaciones humanas que viven en los entornos de las áreas naturales protegidas, y dotar de más recursos la vigilancia y la fiscalización del comercio ilegal».

El nuevo estudio publicado en la revista Biological Conservation está impulsado por el Grupo de Trabajo en Psittaciformes de la Unión Internacional de Ornitólogos. Este grupo, que incluye a más de doscientos especialistas de todo el mundo, está liderado por Juan Masello y tiene como coordinador de la región neotropical al investigador Igor Berkunsky.

Fuente: Universidad de Barcelona

Boletín original: http://www.ub.edu/web/ub/es/menu_eines/noticies/2017/09/024.html