Investigadores de la Universidad de Toulouse III, Francia, en colaboración con colegas del Instituto de Investigación para el Desarrollo -IRD- y del Centro Nacional de la Investigación Científica -CNRS- observaron una peculiar interacción de carácter sancionadora entre una planta y las hormigas. En la Guyana, la planta silvestre huésped conocida como “Hirtella physophora” es capaz de castigar a sus hormigas, de tipo “Allomerus decemarticulatus”, que le impidan florecer. Estos resultados ilustran la importancia de los mecanismos de sanción que permiten impedir a un “socio mutualista” convertirse en parásito.

Por lo regular, estas hormigas habitan las áreas foliares de la planta, y como contribución, impiden que insectos fitófagos vengan a molestarla. No obstante, esta relación de beneficio mutuo se ve afectada a veces, cuando algunas hormigas intentan engañar la planta, destruyendo mayor número de botones florales producidos por ella, y manipulando de esta forma el equilibrio crecimiento-reproducción. En efecto, impidiendo a las plantas producir flores, las hormigas las obligan a reenfocar sus energías hacia la producción de hojas y, por lo tanto, hacia la multiplicación de sus áreas de hábitat. Sin embargo, ante esto, la planta sabe defenderse. Si demasiados botones son destruidos, los nuevos bolsos foliares que producen son particularmente pequeños, impidiendo a las hormigas hacer uso de ellos para vivir.

Este estudio, publicado en la revista “Evolutionary Biology” a mediados de julio de 2013, demuestra de manera empírica y por primera vez, cómo mecanismos de sanción pueden presentarse en una relación planta-insecto para asegurar el mantenimiento de una asociación mutualista en pro del equilibrio natural, impidiendo derivas de una explotación unilateral.

Fuente: IRD.
Boletín original: http://www.univ-tlse3.fr/1373440551224/0/fiche___actualite/&RH=1205765646895